La receta del pan no puede ser más simple: harina, agua, levadura y sal. Con solo cuatro ingredientes se cocina el que es uno de los alimentos más valorados (y deliciosos) de la dieta mediterránea. Además de un placer para el paladar y para el olfato (¿qué hay más agradable que el olor de un pan recién hecho?), este alimento tiene un montón de beneficiosas propiedades.
Previene las enfermedades cardiovasculares, favorece las digestiones, es bueno contra la diabetes y nos aporta grandes dosis de energía. En España lo consumimos a todas horas, ya sea en el desayuno, como acompañamiento del plato principal o en la merienda, pero siempre está en nuestra despensa. Aunque normalmente solemos ir a por la típica barra de pan blanco, las panaderías ofrecen mil y una versiones de este manjar: de trigo sarraceno, de espelta, de maíz, integral... Y, del mismo modo que sucede con el vino, que marida mejor con según qué comidas, hay un pan para cada alimento. Eso sí, si el pan es bueno de verdad, no el que podemos encontrar en cualquier supermercado a las 9 de la noche, unas gotitas de aceite de oliva virgen extra serán suficientes para disfrutar de él en condiciones.
Hoy venimos a contarte cómo combinarlo para sacarle el máximo partido. Para ello, contamos con los consejos de un experto en el arte de amasar pan como es Moncho López, de Levadura Madre. Aunque cada uno conoce bien su paladar, en la cocina (y como en la vida) ha de imperar el sentido común. Pongamos un ejemplo. Si lo que queremos es rebañar bien en una salsa, gesto placentero donde los haya, lo mejor será optar por un pan con buena miga. Por el contrario, para un bocadillo, lo más importante es que tenga la corteza dura porque de este modo sujetará mejor los alimentos que le pongamos dentro.
Toma nota de los consejos del experto y aprende a combinar el pan para exprimir al máximo todo su sabor. Después de conocer esta información, el pan pasará a ser mucho más que un mero acompañante, ¡te lo garantizamos!
Pan blanco
Se caracteriza por su corteza dorada y miga esponjosa. Este tipo de pan es el complemento ideal de embutidos curados como el jamón y el lomo embuchado. También va muy bien con los guisos. Contiene hierro y calcio, y su efecto saciante lo convierte en el alimento ideal.

Pan de espelta
Este tipo de pan aporta mucha energía y ayuda a reducir los niveles de colesterol, además de regular el metabolismo. Su alto contenido en triptófano contribuye a estimular la producción de serotonina (el neurotransmisor encargado de controlar nuestro estado de ánimo, apetito y la digestión, entre otras funciones). Por si esto fuera poco, marida a la perfección con prácticamente cualquier alimento que queramos.

Pan integral
Con un intenso sabor a cereales y una miga bastante compacta, el pan integral es perfecto para tus desayunos. Solo con un chorrito de aceite de oliva ya es una delicia, pero si le añades un poco de tomate aguacate obtendrás un verdadero manjar. Su versión con semillas es una fuente ideal de ácidos grasos poliinsaturados y un aporte extra de calcio y vitamina E.

Pan de maíz
Se encuentra a medio camino entre el pan y el bizcocho. El pan de maíz posee un toque dulce que lo convierte en el compañero perfecto de carnes rojas, mermeladas, mantequillas o carne de membrillo. No contiene gluten, por lo que lo pueden consumir los celíacos, eso sí, siempre que no esté mezclado con otras harinas o contenga trazas de las mismas.

Pan de centeno
El pan de centeno, cuya miga es algo ácida, es ideal como acompañamiento de alimentos grasos (pescados ahumados, por ejemplo) y también verduras con un toque amargo entre las que destacamos las espinacas o las endivias.

Pan de trigo sarraceno
Su sabor es bastante particular, por lo que no es del gusto de todo el mundo. Lo bueno de este pan es que no contiene gluten por lo que es apto para celíacos. Tiene una gran cantidad de proteínas biodisponibles, así que los veganos y vegetarianos pueden beneficiarse especialmente de estas propiedades. Combina especialmente bien con ahumados, patés, salazones, quesos y guisos.
