Los huevos son uno de los alimentos básicos y no faltan en la despensa de ningún hogar. Versátiles y económicos como pocos, ofrecen un sinfín de maneras de prepararlos. Ahora bien, pocos platos hay tan irresistibles como los huevos fritos, y es que se nos hace la boca agua solo con pensar en hundir el pan en su deliciosa yema. Sin embargo, su elevado contenido en grasas lo convierte en una preparación no apta para consumir regularmente.
El huevo es uno de los alimentos más ricos en proteínas de alto valor biológico. Además, aporta vitaminas A, B, D y E, y minerales como calcio, yodo y selenio. Que este alimento aumenta el colesterol, como se creía hace algunos años, no es más que un mito que la ciencia ya se ha encargado de demostrar con varios estudios científicos. Es más, ahora sabemos que su consumo aporta beneficios a la hora de contrarrestar el riesgo de enfermedad coronaria, tal y como señala un estudio publicado en The American Journal of Medicine.
Sin embargo, la cosa cambia si optamos por el que es uno de los métodos de cocción menos saludables: la fritura. Un huevo frito puede alcanzar las 200 calorías por unidad, resultando en un alimento lleno de grasas, la mayoría de estas absorbidas del proceso de cocción y también las propiamente contenidas en la yema. Precisamente esta parte del huevo es la que contiene más calorías y grasas que la clara, mientras que la yema contiene más proteínas.
Si el huevo frito ya es calórico de por sí, todavía aumenta más su valor energético al consumirlo con los acompañamientos habituales: pan, patatas fritas, chorizo, panceta... A esto hay que sumarle el hecho de que una fritura mal realizada puede dar lugar a sustancias tóxicas como la acrilamida.
Si aún así queremos consumir huevos fritos, mejor que sea en ocasiones puntuales. Descubre los tres trucos para freír huevos sin que salte el aceite.
Qué alternativas saludables existen al huevo frito
Si queremos beneficiarnos de todo lo que tiene que aportarnos este sano alimento, pero sin añadir grasas innecesarias, lo mejor es consumirlo escalfado, no sin antes tomar nota de los trucos para prepararlos bien.
Otra buena alternativa con la que podrás cuidarte sin renunciar al sabor son los huevos a la plancha. Al hacerse con poco aceite, no absorben tanta grasa y se reduce su contenido calórico, pero manteniendo la yema y la clara cuajadas. También podemos preparar unos deliciosos huevos nube (la última sensación 'foodie' de Instagram), que no tienen absolutamente nada que envidiar a los típicos huevos fritos.
¿Sabías que también puedes prepararlos al microondas? Te damos todos los trucos para que queden perfectos. Eso sí, asegúrate de que lo haces en un recipiente apto para microondas.
Por otro lado, no está de más recordar que la mejor manera de disfrutar del huevo es cocido, método que permite conservar todos sus nutrientes en mayores proporciones, tales como vitamina A y carotenos, así como también de vitamina D, nutrientes solubles en grasas que pueden reducirse tras la fritura.
