Cómo hacer salsa Worcestershire casera
Existen infinidad de salsas caseras que podemos utilizar con una amplia variedad de objetivos en la cocina. Y la salsa Worcestershire es una de ellas. Aunque podemos encontrarla en los supermercados, aprendemos a elaborarla fácilmente en casa.
Me encantan las salsas. Y es que la mayoría proporcionan más de una única función en un plato. Por ejemplo, agregan sabor y, además de mejorar la textura de la elaboración, puede introducir un atractivo visual realmente apetitoso.
Concretamente, pueden añadir contraste en el sabor; un buen ejemplo lo encontramos en la salsa de manzana con cerdo asado. También aportan nitidez y sabor, como la salsa remoulade servida con langostinos. Pero también añaden textura y sabor. Y esto es lo que ocurre con la salsa Worcestershire.
La salsa Worcestershire es uno de esos ingredientes que existen en el 98 por ciento de las cocinas de Inglaterra, donde tiende a ser enormemente común.
Se caracteriza por ser una salsa con una gran profundidad de sabor, un sabor que, originalmente, es el resultado de los diferentes ingredientes que se fermentan de forma individual, se mezclan y se fermentan de nuevo. También es posible encontrar -o elaborar en casa- distintas versiones veganas o vegetarianas.
Pero, en su mayor parte, la salsa Worcestershire más tradicional se elabora con vinagre, cebollas fermentadas, ajo fermentado, melaza, pasta de tamarindo, azúcar, sal y anchoas curadas. También se incluyen diferentes condimentos y especias, como clavo, pimienta negra molida, semillas de mostaza, cilantro e incluso cáscaras de cítricos.
Receta de salsa Worcestershire casera

Receta de salsa Worcestershire casera
Ingredientes:
- 2 cebollas dulces picadas
- 3 cucharadas de ajo picado + 2 dientes de ajo enteros
- 2 jalapeños, sin semillas y picados
- 3 cucharadas de jengibre picado
- ½ taza de pasta de tamarindo
- ¼ taza de anchoas picadas
- ¼ taza de pasta de tomate
- 3 tazas de vinagre blanco
- 1 taza de melaza
- 1 taza de cerveza negra
- ½ taza de jarabe de maíz oscuro
- 2 tazas de agua
- ½ taza de jugo de naranja
- 1 limón cortado en rodajas finas
- 1 lima cortada en rodajas finas
- 2 cucharadas de pimienta negra recién molida
Elaboración:
Comenzamos poniendo una cacerola grande al fuego y calentamos el aceite de oliva. Salteamos las cebollas hasta que estén blandas. Seguidamente, añadimos el ajo, el jengibre, los jalapeños y la pasta de tamarindo. Y continuamos cocinando a fuego medio-bajo durante otros 5 minutos más.
Añadimos ahora los ingredientes que falta, y removemos para que se combinen. Dejamos que la mezcla hierva. Una vez haya hervido, reducimos el fuego y cocinamos a fuego lento, removiendo de forma ocasional durante alrededor de 5-6 horas. Estará lista cuando esté espesa.
Procedemos ahora a colar la salsa en frascos o botellas de vidrio, y mantenernos debidamente refrigerada en la nevera hasta que vaya a ser utilizada. A partir de ese momento, solo tendrás que usarla en tus recetas preferidas.
Conservada en un recipiente hermético en la nevera esta salsa puede mantenerse fresca durante varias semanas.
Lo cierto es que la salsa Worcestershire es enormemente versátil en la cocina, motivo por el cual se puede añadir a caldos, guisos y otros líquidos para estofar, ya que ayuda a crear rápidamente un sabor algo más intenso que, de no usarse, podría acabar tardando horas en desarrollarse.
Sea como fuere, ya sea que añadamos la salsa en un pastel, una sopa de pescado, un caldo de pollo o de verduras o cualquier elaboración estofada con vino tinto, la salsa Worcestershire es un ingrediente que proporciona una amplia variedad de sabores, con un sabor ácido, dulce y umami.
Básicamente, es una opción ideal para añadir sabor de fondo a una amplia variedad de recetas, desde jugos de vegetales a caldos y sopas, pasando incluso por salsas y carnes. Incluso puede ser un condimento sencillo como ingrediente para uno de los cócteles más populares, el conocido Bloody Mary.