El gyeranjjim es una de esas delicias culinarias que, aunque sencilla en su preparación, ofrece una experiencia gastronómica única. Este plato coreano se caracteriza por su textura esponjosa y su sabor delicado, convirtiéndose en un acompañante ideal para cualquier comida. Aunque su preparación es simple, el resultado es un verdadero festín para los sentidos. La magia del gyeranjjim radica en su contraste entre suavidad y ligereza; al primer bocado, se deshace en la boca como una nube, liberando un sabor suave pero profundo que combina a la perfección con otros platos de la cocina coreana, desde los más picantes hasta los más suaves.
Además de haber probado recetas, como la ensalada de pepino más viral es una receta barata que apenas engorda, esta forma de elaborar una tortilla de patata sorprende por lo rápida y lo jugosa que es. Es cierto que cuanta más calidad tengan las materias primas, más buena va a estar. Es muy importante que, cuando se trata de recetas simples, la calidad esté muy presente.
La receta coreana que ha dado la vuelta al mundo: los huevos 'gyeranjjim '

Para preparar este manjar, solo necesitas unos pocos ingredientes básicos: huevos, agua o caldo, sal y, opcionalmente, cebolleta picada y aceite de sésamo. Aunque el agua es suficiente para cocinar los huevos, el uso de un caldo ligero, como el de dashima o kombu, realza el sabor umami característico de la cocina coreana.
Este toque umami aporta profundidad al plato, haciendo que incluso los paladares más exigentes reconozcan su sabor como equilibrado y reconfortante. Si prefieres, puedes optar por un caldo de verduras o de pollo, siempre buscando que el líquido aporte un toque de sabor adicional, manteniendo la delicadeza que distingue al gyeranjjim de otras preparaciones a base de huevo.
Su perfecta elaboración tiene que ver con los utensilios que vayas a usar

La elección del recipiente es crucial para lograr la textura deseada. Tradicionalmente, se utiliza un cuenco de barro coreano llamado ttukbaegi, que retiene el calor de manera excepcional, permitiendo que los huevos se cocinen uniformemente y adquieran esa consistencia suave y aterciopelada. Sin embargo, si no dispones de este tipo de cuenco, puedes emplear cualquier recipiente resistente al calor que tengas a mano, adaptando la técnica de cocción a tus necesidades.
La ventaja del ttukbaegi es que incluso después de retirar el plato del fuego, el calor residual sigue cocinando los huevos lentamente, manteniéndolos calientes y esponjosos hasta el momento de servir.
Cómo hacer los huevos 'gyeranjjim' para que queden perfectos tiene truco
El primer paso es batir los huevos con el caldo y una pizca de sal hasta obtener una mezcla homogénea. Es importante batir con cuidado para incorporar aire, lo que contribuirá a la textura ligera del gyeranjjim. A continuación, vierte la mezcla en el cuenco elegido y colócalo sobre una olla con agua para cocinar al baño María. Este método garantiza que el huevo se cocine al vapor, adquiriendo esa textura esponjosa tan característica del gyeranjjim.
Mantén la olla a fuego medio-alto, removiendo ocasionalmente para evitar que los huevos se peguen. Una vez que la mezcla comience a cuajar, cubre la olla con una tapa, dejando que el vapor termine de cocinar los huevos. Este proceso debería tomar unos 20 minutos en total, resultando en un plato ligero y aireado que sorprende por su simplicidad y sabor.
Para darle un toque final a tu gyeranjjim, añade un chorrito de aceite de sésamo y unas semillas de sésamo tostado. La cebolleta fresca picada también es una excelente opción para decorar y aportar un toque de frescura y color.