La tortilla de patatas es un clásico de la cocina española que se disfruta en todo tipo de ocasiones, desde reuniones familiares hasta cenas informales, con el truco de que cada persona tiene una receta estrella. Existen muchas teorías de su origen y cómo ha ido transformándose este plato a lo largo de los siglos. Su origen más cercano se remonta al siglo XVIII en Extremadura. Aunque, a día de hoy sea un plato que se está convirtiendo en lujo, en su momento de creación se ofrecía como el plato popular de clases económicas bajas. A día de hoy, cada persona tiene su versión favorita, pero siempre se rige por unas normas y unos pasos. Existe un paso que, a menudo, se pasa por alto y que es clave para lograr una tortilla de patatas perfecta: el remojo de las patatas antes de freírlas. Este sencillo gesto puede marcar la diferencia entre una tortilla buena y una extraordinaria.
Las patatas son uno de los elementos más consumidos en España. Según el Ministerio de Agricultura, "aproximadamente se consumen 1,15 millones de toneladas al año". Una de las formas en las que nos comemos este tubérculo es en la tortilla. Además de seguir los trucos de Dani García para hacer una tortilla de patatas irresistible, hay uno que siempre nos saltamos. El truco tiene una base lógica y no es muy común que este paso sea imprescindible. Muchas veces, al elaborar una tortilla de patata, queremos que sea una receta de lo más rápida de hacer. Pero, si haces esto a partir de ahora, el sabor de este plato mejorará exponencialmente.
¿Por qué remojar las patatas?

El remojo de las patatas peladas y cortadas es un paso que muchos consideran innecesario, pero que en realidad tiene un impacto significativo en el resultado final. Al dejar las patatas en agua, se elimina el exceso de almidón y azúcares, lo que evita que se quemen rápidamente al freírlas. Además, este proceso activa una enzima que ayuda a que las patatas mantengan su forma y textura durante la cocción. Con este truco, tendrás una tortilla de patata perfecta.
Beneficios del remojo en la fritura

Remojar las patatas no solo mejora su sabor y textura, sino que también contribuye a una fritura más uniforme. Las patatas que han sido remojadas se cocinan de manera más homogénea, lo que significa que no se dorarán en exceso por fuera mientras aún están crudas por dentro. Esto es especialmente importante cuando se busca una tortilla jugosa y bien cocida.
Consejos para un remojo efectivo
Para sacar el máximo provecho de este paso, es importante seguir algunos consejos. Primero, asegúrate de cortar las patatas en rodajas uniformes, lo que facilitará una cocción pareja. Luego, sumérgelas en agua fría durante al menos 30 minutos, aunque si tienes tiempo, una hora es ideal. Cambia el agua si notas que se vuelve demasiado turbia, ya que esto indica que está eliminando el almidón.
El impacto de este truco en el resultado de la tortilla de patatas

Incorporar el remojo al proceso de preparación de la tortilla de patatas puede parecer un paso adicional, pero los resultados valen la pena. Las patatas quedan tiernas y jugosas, y la tortilla resultante es más sabrosa y con una textura melosa que deleita el paladar. Este pequeño esfuerzo adicional puede transformar una receta cotidiana en un plato digno de cualquier celebración.
Ahora que conoces el secreto de una tortilla de patatas perfecta, es el momento de ponerlo en práctica. Experimenta con diferentes variedades de patatas y tiempos de remojo para encontrar la combinación que más te guste. Con el tiempo, este paso se convertirá en una parte natural de tu rutina culinaria, y tus tortillas serán la envidia de todos tus amigos y familiares.