Sopas dulces para los más golosos

Demostramos que hay vida más allá de las típicas sopas saladas de invierno con estas cinco elaboraciones para los amantes de lo dulce.
Sopas dulces

No hay nada más reconfortante que una buena sopa cuando hace frío. La variedad de ingredientes con las que se pueden elaborar hace de ellas el alimento perfecto para cualquier momento, además es económico y muy sabroso si le ponemos un poco de cariño a la receta. Son una de las cenas invernales más recurrentes si no queremos complicarnos mucho la vida, pues resultan de lo más ligeras y lo más importante: muy nutritivas.

Se asocia el nacimiento de las primeras sopas al descubrimiento del fuego por los hombres primitivos. El calor de la hoguera tenía la capacidad de ablandar las raíces y los bulbos en el agua al mismo tiempo que impregnaban de sabor el agua. Dicha fórmula fue evolucionando con el paso de los años hasta llegar a lo que conocemos como sopa a día de hoy.

No hay país en el mundo que no cuente con varias recetas típica de sopas entre su gastronomía tradicional. En España tenemos el caldo gallego (increíblemente sencillo de elaborar y con un sabor delicioso), la sopa de cocido madrileño con carne, huesos y verduras, y las sopas de marisco típicas de las regiones de costa. Tampoco podemos olvidarnos de la sopa purrusalda típica del país Vasco o la clásica y reconfortante sopa castellana. 

Si nos vamos a Europa, países como Austria, Hungría, República Checa, Polonia o Noruega han hecho de la sopa su alimento primordial y constituye el fundamento de su dieta. Son muy conocidas, por ejemplo, la sopa de gulash húngara, la sopa de remolacha típica de Polonia o la típica sopa de pescado que en Noruega suelen consumir. Si hablamos de versiones más refinadas, en Francia son unos auténticos expertos, pues no hay nada más delicioso que una buena sopa de cebolla o una Vichyssoise, ambas recetas que nos vienen del país galo.

Está claro que si hablamos de tesoros gastronómicos del otoño, las sopas ganan por goleada. Hay vida más allá de las típicas versiones saladas que todos conocemos y que por lo general son las que suelen triunfar. ¿Alguna vez te has atrevido a añadirle ingredientes dulces? Atrévete a experimentar con nuevos sabores y texturas con estas ideas que te damos en esta galería. 

Sopa de higos y patata

La patata es uno de los alimentos más versátiles que existen. Se puede preparar en infinidad de platos y siempre va a quedar delicioso. Uno de los más apetecibles para los meses de frío es esta sopa con el toque dulce que le aporta el higo. ¿Puede tener mejor pinta?

Sopa de cerezas o 'meglevesh'

La sopa fría de cerezas es un plato tradicional húngaro llamado Hideg Meggyleves. Consiste en una sopa ligeramente dulce hecha con crema agria, azúcar y cerezas, que se sirve fría y suelen tomar en los meses de primavera.

Sopa de naranja y zanahoria

La sopa de zanahoria es un plato reconfortante para los meses de frío. ¿Alguna vez has pensado en añadirle naranja? Aunque parezca increíble, lo cierto es que la combinación funciona. La naranja le aporta un toque cítrico y refrescante que te encantará.

Sopa dulce de castañas

Las castañas son un delicioso alimento típico del otoño con el que se pueden elaborar recetas tanto saladas como dulces. Por sí solas, recién compradas en el típico puestecito callejero son una delicia, pero también pueden formar parte de todo tipo de postres. Por ejemplo, esta sopa dulce de castañas con leche, canela, azúcar y nata.

Crema de fresa y remolacha

La crema de remolacha y fresas funciona a la perfección como entrante. Un plato saludable y delicioso en el que la remolacha aporta no solo un apetecible color intenso, sino propiedades beneficiosas para el organismo. ¡Atrévete a probarla!

 

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