“El consumo de cerveza con limón, más suave, refrescante, ligera y de menor graduación que una cerveza clásica, se multiplica en los meses de verano”, dice la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en una nota pública en la que denuncia la composición de las versiones industriales de esta bebida alcohólica típicamente veraniega, tanto las tipo Radler como las tipo Shandy.
Hace años, cuando alguien quería una cerveza con limón, mezclaba una caña con un poquito de refresco de limón, con gas o sin él en función de los gustos. Pero de un tiempo a esta parte las distintas marcas de cerveza detectaron el filón comercial y las versiones industriales de cervezas con limón han proliferado hasta convertirse en una bebida dominante en los meses de calor.
Las hay fundamentalmente de dos tipos: radler, que lleva zumo de limón y tiene su origen en Baviera, y las tipo shandy, cervezas de origen inglés (con jengibre en su día, luego cambiado por limonada) que están elaboradas con refresco de limón. Parecen más saludables las primeras, y luego veremos qué dice la OCU al respecto en detalle, pero ya te avisamos de entrada de que ni la una ni la otra lo son. Y lo peor de todo es que la OCU denuncia que apenas contienen limón. “No son lo que parecen”, afirma la organización.
La OCU advierte que el “contenido en limón es testimonial, cuando no inexistente, y, en algunos casos, de ligeras tienen poco”. Esto último depende del producto, ya que “no todas son iguales”, matiza la OCU, pero ninguna de las cervezas con limón industriales es saludable. De entrada, porque tienen alcohol, pero no es este el único motivo.
Poco limón y mucho azúcar
Los dos motivos por los que la OCU critica estas cervezas con limón de fabricación industrial es que no tienen limón, salvo excepciones, y sí mucho azúcar.
En concreto, dice la OCU, las cervezas tipo Shandy no llevan directamente una sola gota de limón. “El sabor cítrico lo aportan únicamente los aromas que incorporan”, explica la organización. Eso sí, tienen un contenido alcohólico inferior al 1%. Las Radler, en cambio, tienen “entre un 2 y 3,2% de alcohol”, y sí tienen limón en su composición, pero nunca más del 5%. “Aunque lo llevan, rara vez supera el 4%: varía entre el 0,4% de Damm Lemon y el 5% de Radler Ambar o Radler Saerbrau (Carrefour)”, detalla la OCU en su estudio.
De zumo de limón hay poco rastro en estas cervezas. Sin embargo, hay mucho de azúcar en ellas y el contenido calórico de las tipo Radler es mayor que el de una cerveza normal. “Lo que incluyen todas ellas son azúcares que, cuando se combinan con alcohol, incrementan notablemente el aporte calórico”, afirma la OCU.
En el caso de las Radler, sus calorías por lata son aproximadamente de 145 kcal según la OCU. En las tipo Shandy baja a 110 kcal por lata. “Un 15% menos que una cerveza clásica, mientras que las Radler 0,0% tienen 89 kcal por lata, un 32% menos”, apunta la OCU. Esto demuestra por qué las Radler con alcohol tienen más calorías, esa mezcla entre contenido alcohólico y azúcares. Cuando el alcohol no está presente, como en las 0,0%, o aparece en poca cantidad, como las Shandy, las calorías no se disparan tanto como en la cerveza clásica.
Si pese a que no sean saludables vas a seguir tomando cervezas con limón industriales, la OCU recomienda como la más saludable “sin duda” la versión 0,0% de alcohol, pero incluso esta tiene un inconveniente importante a nivel nutricional: “una lata de cerveza con limón puede tener un contenido de azúcar equivalente a tres sobres de azúcar", advierte la OCU. Y es que siempre habrá más azúcar en estas bebidas, tipo refresco azucarado, que en una cerveza clásica sin limón. "En comparación con una cerveza tradicional, contienen menos alcohol, pero en su elaboración se incluye la presencia de refrescos azucarados", concluye la OCU.
