Seguro que más te una vez has pensado “voy a comprarme este producto light porque engorda menos y es más saludable”. Y no me extraña que así lo pienses, ya que el supermercado está lleno de productos bajo la etiqueta “light” que conduce a la confusión de muchos de los consumidores.
Pero… ¿qué significa realmente light? ¿Es tan beneficioso como dicen? ¿Es mejor el alimento light que su versión original?
¿Qué es realmente un alimento light?

Un alimento puede denominarse light si se reduce al menos un 30% del valor energético respecto al alimento no light, es decir, el original. Pero lo que igual no sabes es que, siempre que se disminuye un ingrediente, se aumenta o añade otro para mantener el sabor del alimento. Es decir, la reducción del contenido calórico de estos alimentos es compensado con otros ingredientes poco interesantes como: azúcar, sal, grasa poco saludable…
Antes de consumir alimentos con la etiqueta “light”, te invito a que tengas en consideración varias cosas:
Los productos light, sin azúcares, bajo en calorías, 0%, bajos en grasa… no significa que estén libres de calorías y que sean más saludables. Sí, los alimentos “light” siempre tienen que tener menos energía que la versión original, pero igualmente puede seguir siendo un alimento calórico. Ejemplo: galletas sin azúcares. Siguen siendo galletas, un producto altamente procesado al que se le habrá añadido seguramente una mayor cantidad de grasa para que siga siendo igual de palatable (rico y agradable para el paladar).
Se suele consumir mayores cantidades de alimento por el simple hecho de que sea reducido de calorías. Ejemplo: patatas fritas de bolsa. Al ser un alimento calórico, se suele tener menos remordimientos y/o culpabilidad si lo consumimos en su versión reducida en calorías y al final, se acaba ingiriendo mayor cantidad de comida.
Su consumo abusivo puede crear desequilibrios nutricionales. Esto es debido a que muchos de los productos light, son bajos en grasa, y nuestro organismo necesita grasas para poder funcionar bien, además de que nos sacian mucho más. Ejemplo: prueba a comer un yogur natural 0% (desnatado) y un yogur griego natural, ¿cuál te ha dejado saciada durante más tiempo?
A veces nos llevan a realizar decisiones nutricionales menos inteligentes, ya que, si vemos un alimento procesado con la etiqueta “light”, podemos optar por comprarlo cuando, en otra ocasión, quizás no lo incluiríamos en nuestra alimentación. Ejemplo: no suelo consumir galletas en el desayuno, pero he visto unas galletas “sin grasa” que me han llamado la atención, por lo que las compro y las incluyo en mi día a día.
Entonces… ¿qué hago? ¿Compro o no los alimentos light?

Sería interesante que analizásemos la razón por la cual preferimos consumir productos light: ¿lo compras solo porque piensas que “engorda menos y es más saludable”? ¿te satisface igual que la versión original del producto? ¿si compras la versión light es para sentir menos culpabilidad? no escojas la versión light pensando que es mejor que la original si no estás atendiendo a tus gustos, necesidades, satisfacción mental…
Además, tenemos que tener en cuenta también la cantidad y frecuencia en la que consumimos la versión original de los alimentos que preferimos en versión light. Si llevamos una alimentación saludable y equilibrada, este tipo de alimentos debieran de consumirse de manera ocasional, por tanto, ¿Qué necesidad tenemos de consumir mayonesa light si no la consumes diariamente?
En vez de fijarnos tanto en las etiquetas que se les atribuyen a algunos productos, es mejor centrarnos en leer el etiquetado para conocer los ingredientes y el porcentaje de estos.
Además, para consumir alimentos con menor aporte energético, no es necesario recurrir a versiones light, sino que podemos reducir el consumo de estos alimentos calóricos y dar prioridad a alimentos sin procesar o mínimamente procesados.