Las patatas bravas son uno de las tapas españolas tradicionales más demandados en todos los bares del país. Originalmente aparecieron en Madrid entre los años 50 y los 60 del siglo pasado, aunque hoy en día se pueden pedir a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Uno de los secretos de su popularidad es la facilidad para cocinarlas. Las patatas bravas son un plato extraordinariamente sencillo que se puede tener listo en poco menos de media hora. Para hacerlo solo tenemos que freír patatas previamente cortadas en dados de 3 cm de lado por una parte, y por la otra elaborar la salsa, uniendo caldo de carne con pimentón (cuanto más picante, mejor) y con harina para espesarla.
Dependiendo del lugar en donde estemos, la receta variará más o menos. Por ejemplo, en Valencia las sirven con la típica salsa brava y salsa alioli y en Ponferrada hay tradición de hacer la salsa brava con caldo de mejillones. Pero, básicamente la receta de las patatas bravas no tiene más secreto que aliñar unas buenas patatas fritas con una salsa picante con base de tomate. En la mayoría de España, la salsa brava consiste es una salsa donde el tomate se guisa hasta conseguir una crema a la cual se le añade un poco de pimentón picante o tabasco.
Cuenta la leyenda que la receta surgió en dos bares que, por desgracia, ya han desparecido. El primero era Casa Pellico, que estaba situado en la calle Toledo, y el segundo se llamaba La Casona y estaba ubicado en la calle Echegaray. La receta originaria era bastante simple, patatas cortadas en dados irregulares y fritas, más una salsa hecha a base de un caldo normalmente de pollo o de cocido, pimentón picante, alguna que otra especia y harina para engordar la salsa.
Y es en Madrid donde las patatas bravas siguen siendo uno de los platos más demandados por los clientes, en la capital la receta sigue siendo prácticamente igual a la original, aunque podemos encontrar variaciones dependiendo del local.
Tanto como si eres un fanático de este plato como si lo que quieres es iniciarte en el arte de las bravas, aquí tienes un listado donde comer las mejores patatas bravas de Madrid.

Bar Alonso
Esta cervecería de toda la vida se ha convertido en una institución donde disfrutar de un buen repertorio de tapas donde destacan los callos y las bravas. Los que las han probado dicen que están en su punto, nada grasientas, y con una sabrosa salsa que las acompaña.(Calle Gabriel Lobo, 18).

Bodegas La ardosa
Tanto en su emblemática sucursal de la calle Colón como en la de Santa Engracia, las bravas son una de sus tapas más queridas y demandadas. En el local de Santa Engracia, son famosas por su generosa ración a un precio más que justo.(Calle de Santa Engracia, 70).

Casa Baranda
Además de ser una dirección imprescindible para los amantes de los vinos de Jerez, destaca por servir recetas clásicas, como los pinchos morunos y las patatas bravas "según receta madrileña; con un salsa untuosa y picante, servidas en una fuente de ración generosa.(Calle de Colón, 11).

Bar Las Bravas
Su especialidad es la ración de patatas con una salsa brava genuina y original patentada en 1960. Aunque cuenta con tres locales, el más famoso es el del callejón de Álvarez Gato, por los espejos cóncavos y convexos citados por Valle-Inclán en Luces de bohemia. La salsa casera, está patentada y se puede comprar aparte para llevar.(Calle Álvarez Gato, 3).

Picalagartos
Ubicado en el último piso del Hotel NH Collection Gran Vía, este restaurante apuesta por la versión mixta de las bravas. Las sirven asadas para y acompañadas por una suave salsa brava y mayonesa.(Gran Vía, 21).

Cervecería Olivares
El barrio de la Concepción encontramos otro bar de barrio con solera que se ha colado entre los imprescindibles donde probar esta tapas que sirven desde 1960. También tienen fama los caracoles, así que si te gustan anímate a probarlos.(Virgen de Nuria, 25).

El Museo de las Patatas
En este local la especialidad son las patatas en diferentes versiones y con distintas salsas. Cada días se consumen más de 200 kilos de patatas, cuya versión brava resulta más bien suave (el picante se puede pedir al gusto) y un pelín grasiento. Aún así, tiene su encanto.(Calle Ferrocaril, 21).

Docamar
Sirviendo bravas desde 1963. Dicen que el secreto está en la salsa, una receta original con regusto a pimentón y ligeramente más picante que muchas de la competencia. También puedes comprarla para llevar.(Calle Alcalá, 337).

Estado Puro
El restaurante con el sello de Paco Roncero es una reinterpretación de la gastronomía tradicional de nuestro país desde la perspectiva de la alta cocina. A las patatas bravas les dan un giro, asando las patatas y rellenándolas de la típica salsa brava y añadiendo alioli.(Plaza Canóvas del Castillo, 4).

Askua Barra
Al estilo valenciano, con alioli y pimentón. Su secreto está en consiste en freír las patatas en dos tiempos para conseguir las texturas deseadas.(Calle Arlabán, 7).