El tiempo que dedicamos a comer puede ser clave para evitar molestias intestinales y el aumento de peso, según una nutricionista

Ingerir alimentos rápido hace que no sintamos la saciedad y consumamos más alimentos de lo que nuestro cuerpo necesita.
Comer un alimento en concreto no te hará tener la hormona instantáneamente

España es uno de los países que más tiempo dedica en comer y beber. De media, los españoles invierten dos horas y seis minutos en ingerir alimentos. A pesar de estar en el tercer puesto del ranking a nivel mundial -según datos de Statista-, cada vez son más las personas que sufren las consecuencias del estrés diario que afectan al tiempo que invierten en comer. Comer una comida muy rápido tiene consecuencias para la salud cardiovascular. Así lo afirma la profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la OUc, Cristina Bedmar. 

A veces no es suficiente con elaborar platos con las proporciones que los expertos recomiendan para que un plato sea saludable ya que no todo depende de los alimentos que ingerimos, si no de cómo lo hacemos. Existen una serie de patrones que nos indican que nuestra ingesta de alimentas se está produciendo muy rápido. Comer una comida en menos de 15 o 20 minutos, no hacer pausas entre bocado y bocado o no masticar bien son algunas señales que nos indican que estamos comiendo demasiado rápido. La experta asegura que afecta a corto y largo plazo.

Comer rápido puede hacernos engordar mucho más

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Comer rápido hace que engordemos más

La experta Cristina Bedmar asegura que este comportamiento puede afectar a largo plazo ya que está estrechamente relacionado con el aumento de peso. Si este hábito se repite a largo plazo, puede hacer que aumente el riesgo de sufrir sobrepeso, obesidad y otras enfermedades cardiovasculares. 

El objetivo principal es tener en cuenta las señales de saciedad que el cerebro manda a nuestro cuerpo para indicar cuál es el nivel de saciedad. Cuando comemos un plato de comida en menos de 20 o 15 minutos, el cerebro todavía no ha procesado la cantidad de alimentos que han entrado al cuerpo. Si seguimos con este hábito alimentario, a la larga las enfermedades tienen más riesgo de aparecer. 

A corto plazo afecta al proceso digestivo, ya que la digestión comienza una vez introducimos los alimentos a nuestra boca. Si no masticamos bien, la digestión aumenta en tiempo y en trabajo del sistema digestivo. Además en el proceso en el que comemos de manera rápida, se producen gases y distensiones abdominales. 

Las cinco claves para comer despacio, según una experta

Comer ensaladas y alimentos crudos ayuda a comer más lento

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La profesora aconseja una serie de pautas para comenzar a comer despacio y que nuestro organismo consiga adaptarse a una nueva forma de alimentarse. Para conseguir comer de manera pausada, da estas claves: 

  • Acompaña tus platos con alimentos integrales y crudos con las comidas. Las  ensaladas, la fruta o el pan integral son unos alimentos que necesitan ser masticados más veces para poder tragarlos. 
  • Evita comer con la televisión o el móvil. Existen estudios que aseguran que comer con pantallas hace que ingeramos más ultraprocesados. Los dispositivos electrónicos son una manera de evadirse de la realidad. Si evitamos las pantallas cuando estamos comiendo, no convertimos el comer en algo automatizado y prestamos atención a lo que hay en el plato y la forma en la que nos lo comemos. 
Come con cubiertos

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  • Come los alimentos con cubiertos. Las hamburguesas, los bocadillos y cualquier plato que pueda consumirse sin cuchillo y tenedor, hará que comamos más rápido. La experta aconseja empezar a comer con palillos para reducir la velocidad de ingesta. 
  • No comas donde trabajas. Separar los espacios, no solo es bueno para la salud mental, si no que de esta forma evitamos comer delante del ordenador y centramos la atención en comer. 
  • Come o cena en compañía. Además de socializar, ayuda a tomar conciencia del momento. 
Comer en compañía es sinónimo de comer más lento.

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La alimentación consciente puede ayudarnos a saber cuanta hambre tenemos

El mindful eating o la alimentación consciente es un movimiento que ayuda a las personas a identificar los niveles de hambre reales y de esta forma, limitar la comida que se pone en la mesa. La profesora de la OUC advierte que esta práctica "ayuda a establecer unos hábitos alimentarios más saludables y a tener mayor conciencia sensorial de los alimentos"

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