Para muchas personas, el marisco es uno de los mayores tesoros del mar y uno de los mayores placeres gastronómicos que se pueden degustar. El mundo del marisco es muy amplio y heterogéneo, ya que engloba una gran cantidad de especies, como los moluscos, los crustáceos y los equinodermos. Los primeros son de consistencia y cuerpo blando (berberechos, mejillones, pulpo, sepia…), mientras que los segundos suelen tener un caparazón o una estructura dura que los protege y que va cambiando a medida que el animal crece (cangrejos, cigalas, langostinos, langostas…). Los últimos hacen referencia a los invertebrados que poseen espinas móviles, como el tan codiciado erizo de mar.
Todos estos productos de marisco son ampliamente utilizados en la cocina y restaurantes de todo el mundo, y forman parte de recetas exquisitas que por lo general, suelen ser consideradas auténticos manjares. Los mariscos se pueden preparar de muchas formas: desde cocidos, fritos, a la plancha o a la parrilla hasta en salsas, guisos, ensaladas y sopas. También se pueden comer tanto fríos como calientes, por lo que las posibilidades a la hora de consumirlos son casi infinitas.
Los distintos tipos de marisco constituyen una importante fuente de proteínas de alta calidad (contienen todos los aminoácidos esenciales), y también aportan muchos minerales, entre los que destaca el zinc, el selenio y sobre todo el hierro. Algunos de ellos son especialmente ricos en vitaminas (especialmente en vitaminas A, E y B) y en ácidos grasos omega 3, por lo que constituyen un alimento saludable muy recomendable que debería formar parte de cualquier dieta.
El consumo de este delicioso manjar no está exento de riesgos si no se toman ciertas precauciones:
- Cadmio: El cadmio es un metal pesado que tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón, durante un tiempo estimado de 10-30 años y su acumulación en exceso puede ocasionar daño renal y hepático si la exposición es elevada y/o frecuente. En España, es frecuente consumir la cabeza de las gambas, langostinos, cigalas, etc. y el cuerpo de los crustáceos de tipo cangrejo, cuyos niveles de cadmio son altos, debido a que el cadmio se acumula principalmente en el hepatopáncreas, que forma parte del aparato digestivo de los crustáceos y se localiza en la cabeza. En el caso de los cangrejos supone 4 veces la ingesta de cadmio ya que, se consume gran parte de la cabeza que no se diferencia bien del abdomen. Por ese motivo, se desaconseja consumir estas partes o reducir la frecuencia de su consumo.
- Virus de transmisión alimentaria: Debemos saber que al consumir marisco crudo como las Ostras corremos el riesgo de contraer Virus de transmisión alimentaria (Norovirus, Hepatitis A y Hepatitis E), bacterias del género Vibrio que se destruyen con el cocinado adecuado. Por este motivo mujeres embarazadas, niños, ancianos, y personas con inmunidad comprometida deben tener especial precaución y evitar consumir mariscos o bivalvos crudos.
- Anisakis: Por otro lado, no es necesario congelarlo para librarse del famoso parásito Anisakis, como puedes ver en estas recomendaciones de la Aesan (agencia española de seguridad alimentaria y nutrición).
El marisco es una parte importante de la gastronomía española, y se convierte en el protagonista indiscutible en fechas señaladas, como en Navidad, o en celebraciones, banquetes y fiestas de todo tipo. Sin embargo, por su valor nutricional es un producto que se puede -y que de hecho se debería- consumir en cualquier momento del año. Si quieres conocer todas las propiedades y nutrientes que cada tipo de marisco posee, ¡sigue leyendo! A lo mejor te llevas más de una agradable sorpresa. Langostinos, gambas, bogavantes, centollos, mejillones, ostras… ¿cuál es tu plato de marisco preferido?
Los nutrientes del marisco
El marisco es un tipo de alimento con un importante valor nutricional: además de aportar proteínas de calidad, es fuente de vitaminas y minerales, como el zinc, el yodo, el selenio y el hierro (como por ejemplo los mejillones y berberechos). Cocinado a la plancha o cocido, el marisco es bajo en grasas saturadas y rico en grasas monoinsaturadas y beneficiosas, como el omega 3. ¿Necesitas más razones para consumirlo con más frecuencia?

Langostas y bogavantes
Las langostas y los bogavantes son unos de los crustáceos que nunca faltan en una mariscada. De aspecto similar, ambos son bajos en grasas y muy ricos en proteínas: 100 gramos de carne de estos animales (que se encuentra en la cola principalmente) aportan unos 20 gramos de proteínas. La misma cantidad de alimento no supera las 90 calorías.

Mejillones
Una taza de mejillones contiene casi 18 gramos de proteína, o lo que es lo mismo, el 30 % de la cantidad diaria recomendada para una persona. Estos moluscos también son ricos en vitaminas, minerales y aminoácidos, y por ello tienen propiedades antiinflamatorias, mejoran el aspecto de la piel y fortalecen las defensas, entre otras cosas.

Langostinos
Los langostinos son especialmente ricos en diferentes nutrientes esenciales, necesarios para nuestra salud y para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Tienen un alto contenido en proteínas, (hasta 24 gramos por 100 gramos) y en vitaminas B3 y B9, y son bajos en grasas, hidratos de carbono y calorías.

Ostras
Las ostras son ricas en Omega 3 y minerales como el hierro, el yodo, el selenio y el calcio, por lo que ayudan a prevenir enfermedades cadiovasculares y fortalecen los huesos, entre otras ventajas. Una unidad solo aporta 30 calorías.

Erizos de mar
Los erizos de mar son alimentos de sabor intenso que se pueden comer directamente recién pescados, con un chorrito de limón o que pueden utilizarse para ensaladas y otros platos. Son bajos en calorías y en hidratos de carbono, y ricos en hierro y proteínas. Aportan también fósforo, potasio y vitamina A.

Pulpo y sepia
Tanto el pulpo como la sepia o el calamar son moluscos con valores nutricionales similares. Una porción de 100 gramos de pulpo aporta tan solo 80 calorías, mientras que la sepia es algo más calórica (158 calorías). Ambos son ricos en proteínas y minerales como el potasio, el magnesio y el hierro.

Cangrejos
La carne de cangrejo es muy baja en calorías, y la casi totalidad de estas provienen de las proteínas. La carne del centollo también aporta gran cantidad de minerales y varias vitaminas del grupo B. Sus principales nutrientes se concentran tanto en la parte central como en las patas.

Almejas y berberechos
Los berberechos destacan sobretodo por su bajísimo aporte de grasas y calorías. De hecho, 100 gramos de berberechos aportan apenas 1 gramo de grasa y 82 calorías. Sin embargo, dependiendo del método de cocción escogido y de si son berberechos en aceite o en escabeche, el aporte graso y calórico puede aumentar. Por su parte, las almejas, muy similares, aportan muchas proteínas y también potasio y sodio. Ambos mariscos, son ricos en hierro.

Gambas
Con un 70 % de agua en su composición, 100 gramos de gambas hervidas o cocidas tan solo aportan 96 calorías. Las gambas proporcionan cantidades significativas de vitaminas del grupo B como B3, B6 y B12, que ayudan al cuerpo en la producción de energía.

Percebes
Los percebes son considerados productos de lujo en España (en Asturias y Galicia sobre todo), y también en otros países como Francia o Portugal, ya que son difíciles de capturar y tienen un elevado precio. Como el resto de marisco, son ricos en proteínas, minerales, vitaminas y aminoácidos y bajos en calorías (100 gramos solo aportan 66 calorías).

Sopa de marisco
Una sopa de marisco es una excelente opción que permite aprovechar todos los nutrientes de los principales mariscos en un solo plato, de sabor muy intenso. Se suele elaborar con patatas, mejillones, pulpo o sepia, gambas y almejas.
