Los hábitos son esenciales para aumentar la productividad porque te proporcionan estructura, ahorran energía mental, te ayudan a mantener el enfoque en las tareas importantes y contribuyen al desarrollo de habilidades. Al incorporar hábitos saludables y organizativos en tu vida diaria, podrás lograr más en menos tiempo y experimentar un mayor sentido de logro y satisfacción.

Lo cierto es que tendemos a pensar que solo las horas que pasamos en nuestro trabajo son las determinantes a la hora de ser más productivos, sin bien, nada más lejos de la realidad. Los hábitos que mantenemos fuera del entorno laboral son tanto o más importantes que la propia jornada.
Veamos cuáles son estos hábitos y qué podemos hacer para que éstos jueguen a nuestro favor:
- Planificación: Dedica unos minutos por la noche para planificar tu día siguiente. Haz una lista de las tareas que deseas completar y priorízalas. Esto te ayudará a comenzar el día con un plan claro en mente.
- Preparación de la ropa y pertenencias: Prepara tu ropa y cualquier cosa que necesites llevar contigo al trabajo o a tus actividades del día siguiente. Esto elimina la necesidad de tomar decisiones temprano en la mañana y te ayuda a ahorrar tiempo.
- Desconexión digital: Evita las pantallas de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir. La luz azul de las pantallas puede interferir con la calidad del sueño. En su lugar, opta por actividades relajantes como leer un libro, meditar o tomar un baño caliente.
- Establecer una rutina relajante: Desarrolla una rutina de relajación antes de acostarte. Puedes incluir actividades como estiramientos suaves, prácticas de respiración profunda o escuchar música tranquila para ayudarte a relajarte y prepararte para dormir.
- Hora de apagado: Establece una hora específica para apagar todas las luces y dispositivos y prepararte para dormir. Mantén un horario de sueño constante para entrenar a tu cuerpo a dormirse y despertarse a la misma hora todos los días.
- Evitar comidas pesadas y cafeína: Trata de evitar comidas copiosas y cafeína unas horas antes de acostarte. El exceso de comida o cafeína puede dificultar el sueño y hacer que te sientas menos descansado al día siguiente.
- Organización del espacio: Asegúrate de que tu dormitorio esté limpio, ordenado y cómodo para dormir. Un ambiente propicio para el sueño puede mejorar la calidad de tu descanso y, por lo tanto, tu rendimiento al día siguiente.
- Meditación o visualización: Practicar la meditación o la visualización positiva antes de dormir puede ayudarte a calmar la mente y reducir el estrés, lo que te permitirá despertar más relajado y enfocado.
Estos hábitos nocturnos pueden ayudarte a mejorar la calidad de tu sueño y prepararte para un día más productivo y efectivo al día siguiente. La consistencia es clave, así que trata de incorporar gradualmente estos hábitos en tu rutina nocturna para obtener los mejores resultados.