Lo primero de todo: ¡feliz Semana Santa a todos! Es una época del año preciosa que me encanta, y en mi casa desde pequeña siempre la hemos celebrado de viaje familiar, generalmente al sur, más concretamente a Torremolinos (Málaga) donde paso las Semanas Santas desde que nací.
Pero este año, con el enano aún no muy recuperado de su último ingreso hospitalario, hemos decidido quedarnos más cerquita, para no someterle a muchas horas de coche y estar más cerca de casa por si las moscas, así que nos hemos venido toda la familia a pasar unos días en Formigal, en Pirineos, donde ya sabéis que suelo pasar gran parte del invierno. Veníamos con intención de esquiar, con los últimos coletazos de la nieve, pero nos ha recibido un tiempo tan primaveral que probablemente cambiemos planes de nieve por montaña, sol y calor.
Una cosa está clara: estemos en Huesca, en Málaga, en Vizcaya o en Madrid, en cualquier provincia española, en nuestro país la Semana Santa se vive con muchísimo sentimiento y las procesiones son las protagonistas de estos días.
Y para hacer honor a esta Semana tan especial, os traigo una receta clásica con origen medieval, más concretamente cuando se descubrió el salazón como método de conserva del bacalao, para que se mantuviera en óptimas condiciones una vez ya no estaba en el mar. Es un plato que se suele consumir los viernes de Cuaresma. Como bien sabéis, para la Iglesia la Cuaresma se considera un tiempo de purificación y penitencia, que dura 40 días y el sacrificio implica no comer carne los viernes de Cuaresma (incluso ayunar).
El potaje de vigilia no deja de ser un cocido de garbanzos, al que incorporamos espinacas (opcional) y bacalao (este pescado sí que sí, se incluye, es lo que lo hace característico de la Cuaresma).
Como opción decorativa, podéis añadir un huevo cocido rallado por encima, le aporta más proteína al plato y un toque consistente que liga genial con nuestro potaje.
Es un plato clásico de la época de vigilia pero, por supuesto, es un plato muy socorrido y muy rico en nutrientes que podéis seguir cocinando a lo largo de todo el año, y que se agradece mucho en los fríos días de invierno para templar el cuerpo.
Ficha
Tiempo de preparación min
Tiempo de preparación 30min
Tiempo de cocción 30min
Porciones 4
Tipo de receta (n/a)
Ingredientes
- 1 diente de ajo
- 1 cebolla
- 1 pimiento rojo
- 2 tomates pera maduros
- 400 gramos de bacalao desalado
- 400 gramos de garbanzos
- Espinacas al gusto
- 500 ml de agua o caldo de pescado (si disponemos)
Preparación
Lo primero de todo será hacer un sofrito con las verduritas
Este punto a mi me parece siempre uno de los puntos más importantes de nuestros platos
Si le damos el cariño que el sofrito requiere, aportará un punto de sabor añadido que lo hará incomparable
Es la base de cualquier guiso / cocido
Para que quede con esa intensidad de sabor, tendremos que tenerlo pochando con mucha paciencia y subir ligeramente el fuego para tostar un poco las verduras
Por orden, yo incorporo primero el ajo, luego la cebolla, después el pimiento y finalmente el tomate, subiendo en este momento el fuego para que evapore el agua que los tomates van a ir soltando
Incorporamos el agua o el fumet de pescado, dejamos que vaya reduciendo con el sofrito, y pasados unos 20 minutos, trituramos todo para que aporte mejor consistencia a nuestro potaje
Ya tenemos la base de nuestro plato, ahora ya sólo quedaría incorporar las espinacas a dicha salsita, y cuando reduzcan añadimos el bacalao y los garbanzos
MUY importante que no se nos pase de punto, el bacalao es un pescado traicionero que puede resultar riquísimo o quedar muy correoso si nos pasamos con el tiempo de cocción
En este caso, a mi me gusta dejarlo 4 minutos pero con el calor residual de la salsa, y terminará de hacerse sólo
Nota: cuando hablo de garbanzos hablo de garbanzos de bote ya cocidos
Si los queremos cocer nosotros en casa no olvidéis dejarlos a remojo una noche entera y después cocerlos en olla exprés o en olla a fuego medio durante 3 horas