La crema pastelera se utiliza con muchísima frecuencia en la repostería, tanto profesional como casera. Aunque puede comerse sola, también se convierte en un ingrediente y acompañamiento imprescindible de postres y dulces.
Como base de bizcochos o pasteles, como relleno (por ejemplo, en el caso de los profiteroles o éclairs) o con fruta, una combinación aún más exquisita: las posibilidades son múltiples.
No obstante, aunque su preparación no comprende muchas dificultades, la realidad es que es necesario tener algo de experiencia para conseguir los mejores resultados.
Y es que, en verdad, es enormemente sencillo estropear la crema si no combinamos bien los ingredientes, utilizamos más cantidades de las necesarias, o no seguimos los pasos adecuados.
Y la aparición de los temidos grumos se convierte, de hecho, en uno de los problemas más comunes. Por suerte, evitarlos es tan sencillo y simple como elaborar la crema pastelera perfecta. Y te explicamos cómo debes hacerla para prevenir o, al menos, eliminarlos cuando aparezcan.
Algunos consejos útiles para hacer la mejor crema pastelera
Escoge una buena receta

La mayoría de reporteros coinciden en señalar que la clave de una buena crema pastelera es, ante todo, una buena receta.
Aunque es cierto que existen infinidad de recetas en Internet, algunas están incompletas o son incorrectas, por lo que debes revisarlas bien y concentrarte en aquella que sea la más original posible.
En este caso te recomendamos nuestra receta de crema pastelera, ya que se caracteriza por ser un ejemplo de la crema más tradicional.
Pesa todos los ingredientes

Como en la cocina, la precisión tanto en la pastelería como en la repostería son esenciales. Por lo que es recomendable pesar todos los ingredientes antes de ponernos a elaborar la crema pastelera.
Y esto también debemos tenerlo en cuenta en el caso de líquidos elementales, como la leche y los huevos (una vez batidos).
De hecho, un huevo puede llegar a pesar entre 45 a 60 gramos, una diferencia que, en la cocina, puede acabar siendo considerable, especialmente si la multiplicamos por la cantidad de huevos.
La maicena es mucho mejor que la harina

Los expertos aconsejan optar por maicena (harina de maíz) en lugar de harina común. Esto generará una pasta de almidón, como ocurre con la harina, pero proporciona una crema mucho más ligera en boca.
Y es aquí donde nos encontramos ante uno de los trucos clave: la harina de maíz es menos probable que genere grumos en la crema. Y lo que es aún mejor, no tendrá gluten.
Vierte un poco de azúcar en la leche

Es posible que no lo sepas, pero es recomendable añadir un poco de azúcar en la leche. Esto evitará que la leche se pegue a la cacerola mientras la estamos calentando al fuego.
Cómo quitar fácilmente los grumos de la crema pastelera

Como te hemos comentado, conseguir que nuestra crema pastelera sea un éxito requiere algo de técnica y también de algunos conocimientos básicos.
De hecho, para evitar la formación de esos incómodos y molestos grumos es aconsejable mezclar inmediatamente los huevos y el azúcar, y seguidamente verter la leche hirviendo muy lentamente sobre las yemas de huevo blanqueadas, mezclando con regularidad y sin parar con la ayuda de una espátula o de un batidor.
Es más, cuando ya hemos añadido todos los ingredientes y hemos vuelto a colocar la cacerola al fuego, hasta llevar a ebullición, todavía pueden formarse grumos. En este momento, la clave está en continuar removiendo constantemente.
Cuando ya se han formado los molestos grumos existen algunos trucos que podemos seguir para intentar, al menos, reducirlos al máximo. Por ejemplo, es posible volver a batir la crema muy bien hasta conseguir que los grumos desaparezcan, o pasarla por un colador.
No obstante, algún pastelero prefiere pasar la crema por una botella limpia, cerrarla y agitarla enérgicamente durante 3 minutos. Una vez hecho esto, se debe verter de nuevo en el cazo y volver a espesar a fuego lento.
Como vemos, en realidad existen muchísimos trucos no solo útiles para hacer la crema pastelera perfecta, sino para prevenir o quitar los grumos que ya se hayan podido formar, por lo que es esencial practicar y, sobre todo, tener algo de paciencia y constancia.