¿Quién no necesita una bebida para entonarse por las mañanas o algo para recuperar la conciencia, tras un almuerzo copioso? El objetivo está claro buscamos nutrientes que nos ayuden a vencer el sueño y mantener la alerta. ¿Los aliados más conocidos? Por supuesto, explica la nutricionista Isabel Belaustegui, doctora y experta en nutrición, el café. “Aparte de ser un excelente despertador (contiene cafeína, un alcaloide vegetal que actúa como estimulante del sistema nervioso central). También, hay estudios que señalan otros efectos beneficiosos: ayuda a perder peso, reduce la diabetes el tipo 2, resulta beneficioso para el sistema cardiovascular, es un efectivo protector cerebral y previene el desarrollo de algunos tipos de cáncer”. ¿El otro estimulante por excelencia? El té. Esta infusión contiene teína. Aunque es una sustancia análoga a la cafeína, no actúa de la misma forma. “Su efecto estimulante es más suave, pero más duradero en el tiempo”, aclara la experta. ¿Los más estimulantes? “El negro, junto a la variedad matcha. ”
¿Otras opciones para comenzar el día con energía? Cualquier elevación del azúcar en sangre se traduce en energía instantánea, estimulación y buen ánimo. Por eso, es esencial tomar en el desayuno un alimento rico en azúcares. ¿Vale cualquiera? No, según explica Belaustegui, para que el cuerpo reaccione elige opciones integrales o de grano completo de buena calidad (pan, pasta, bollería), estas evitan los picos de glucosa descontrolados, la sobrecarga del páncreas, aumentan la tasa metabólica en reposo y favorecen el tránsito intestinal. ¿Cómo tentempiés de media mañana y tarde? Toma un puñadito de frutos secos al natural y sin sal. Elige los que tienen un perfil nutricional más saludable (almendras, pistachos, nueces o avellanas). Aportan ácidos grasos que son fuente de energía para el organismo. ¿Y si echas de menos la siesta, después de comer? Evita el alcohol en el almuerzo y toma en la sobremesa una infusión. Además de las mencionadas al principio del artículo, resulta muy efectiva el té verde, tiene una concentración moderada de teína. ¿Y en la merienda? Necesitas tomar fuerzas de nuevo. Puedes tomar un batido de leche desnatada, almendras y plátano, un huevo pasado por agua o pudín de avena.
¿Quieres conocer más? ¿Saber que alimentos te ayudan y cómo? No te pierdas la galería. Vas a descubrir alimentos esperados e inesperados que tienen efecto despertador.
Té matcha
Según Isabel Belaustegui, doctora y experta en nutrición, este té matcha ayuda a cargar las pilas mientras reduce el estrés. “La cafeína que contiene se absorbe muy lentamente (tarda de 6 a 8 horas)”.

Plátano
Contiene hidratos de carbono que nos levantan cuando estamos apagados y potasio, un mineral que contribuye al almacenamiento de glucógeno (la reserva energética).

Cacao del bueno
“Elige un chocolate con alto porcentaje de cacao (superior al 75 %), libre de azúcares y sin aditivos”. Esta opción prémium es rica en sustancias psicoactivas (teobromina y cafeína).

Garbanzos
Lentejas, alubias... Sí, las legumbres tienen efecto despertador. Aportan proteína verde que aumenta los químicos cerebrales que inducen a la acción. “Tómalas al principio de la jornada, en forma de paté o humus con pan integral y una pieza de fruta”.

Huevos
Combinados en el desayuno con fruta y algún cereal de calidad, te permite prescindir de las bebidas estimulantes, ya que eleva los niveles de dopamina. “Un neurotransmisor que mantiene la alerta”.

Orejones
Al igual que otras frutas deshidratadas (higos secos, ciruelas o uvas pasa) proporcionan un subidón inmediato. “Sus azúcares elevan los niveles de azúcar en sangre, aumentando los niveles de energía”. Toma una pequeña cantidad (2 o 3 piezas) en el desayuno o como tentempié goloso pero sano.

Café americano
No pierde su efecto estimulante y conserva los ácidos clorogénicos (se alteran con la leche). También es importante su calidad. “El orgánico, en grano y de tostado artesanal, tiene mejor sabor y es rico en antioxidantes”.

Frutas y verduras
Empezar el día con fruta y/o verdura eleva el azúcar en sangre y nos proporciona una energía que nos despierta. Aunque lo más sencillo es acudir a un licuado, es mejor tomar la fruta y la verdura troceadas. Por un lado, la masticación promueve la saciedad y la fibra llega intacta al intestino.

Azúcar
El azúcar evita que nos vengamos abajo, pero es importante que este aporte sea sano pero, ¿cuál? La mejor opción es apostar por alimentos que tienen el azúcar de forma natural en su composición, como las ya mencionadas frutas o lo lácteos. Si vas a tomar azúcar añadido, opta por las versiones menos refinadas, como la panela, aunque recuerda que un 80 % de su contenido sigue siendo azúcar. Y trata de combinar el alimento con azúcar con otro rico en fibra, para evitar el pico glucémico.

Semillas
Chía, lino, amapola, pipas de calabaza... Son fuente de ácidos grasos esenciales necesarios para el correcto funcionamiento y despertar del organismo.

Pan integral
Y otros alimentos elaborados con harinas sin refinar son buenos estimulantes. “Proporcionan el combustible (hidratos de carbono), que te permite pisar el acelerador y reaccionar con celeridad”.

Avena
La avena aporta pequeñas cantidades de frutosa, un azúcar que cuida el impulso nervioso, y, además, está cargada de carbohidratos que el cuerpo transforma en energía.

Frutos secos
Son una buenísima fuente de fibra, proteínas, vitaminas de los grupos B y E, minerales y antioxidantes. Comer frutos secos por la mañana te asegura un chute de energía, perfecto para vencer el sueño y el cansancio.

Saboteadores de la batería
Para evitar estar a medio gas, hidrátate de forma correcta y no tomes alimentos de naturaleza grasa o ricos en almidón. Si el intestino tarda horas en descomponer los nutrientes esenciales, acabará necesitando ayuda extra. “Es decir, ‘secuestra’ la sangre que debe circular por el cerebro, esa que permite llevar a cabo tareas intelectuales”. También es básico esquivar los hidratos refinados (pan blanco, arroz), dan un subidón ficticio que después deja sensación de fatiga. También es importante vigilar el menú. El desorden y el exceso causan pesadez.
