Vamos a acabar con frases hechas y mitos sobre los alimentos para tener una excusa que nos sirva para no comer un alimento tan bueno como este. ¿Soso?, ¿sin chispa?, ¿insípido? Nada, eso lo desmontamos enseguida con estas diez maneras de comer brócoli divertidas y nada aburridas. Sentimos haberte aguado la fiesta, pero sería una verdadera pena que te perdieras una hortaliza que tiene muchos e importantes beneficios para tu salud. Si piensas en ella, hervida sin más, es normal que no te apetezca nada, pero... ¡hay muchas formas de cocinarla!
Primero, explicarte por qué debes comer brócoli. Es bueno para el corazón, porque ayudar a reducir el colesterol y aporta un alto contenido en fibra. Tiene muchas vitaminas, entre ellas vitamina C y E con grandes propiedades antioxidantes. Es rico en calcio, ácido fólico y cromo, que se encarga de regular la glucosa en la sangre y previene la hipertensión arterial. ¿Necesitas más? Pues lo hay, porque algunos estudios le conceden propiedades para la prevención del cáncer.
De él se aprovecha todo, desde el fruto, como el tronco. Esta parte puede prepararse en carpaccio, frito, a la plancha, hervido... ¡no lo tires! También te informamos de que hay distintos tipos de brécol:
- El calabrese, que es el que todas conocemos y el más consumido. Se llama así por la región de Italia de donde era originario.
- Brócoli chino: es una verdura con hojas grandes y planas y en la gastronomía asiática suele prepararse salteado o al vapor. Es un poco más amargo que el tradicional.
- El bimi, uno de los superalimentos que están de moda. Se trata de la unión de los dos anteriores, es pequeñito y tiene muchas propiedades. El tallo sabe un poco a espárrago.
- Romanescu: una variedad creada a partir de la unión del brócoli tradicional y la coliflor. Es verde, más clarito y sus ramilletes son firmes y con forma de espiral. Tiene una textura crujiente.
- Brócoli morado o de Sicilia, es muy similar al común, salvo su color su tamaño, algo más pequeño. Pero sabe igual...
Y ahora que ya sabes un poco más de esta hortaliza, toma nota de las maneras de comerla, porque alguna (o varias) te sorprenda. ¡Te vas a hacer fan!
Con pasta
¿No te emociona el brócoli pero te encantan los macarrones? Prueba a añadir este verdura, cocinada al dente o salteada con un poco de ajo, a tu pasta. También puedes añadirle una salsa pesto o simplemente unos frutos secos y un poco de parmesano. Te va a encantar

En ensalada
Tienes un sinfín de variantes. Prueba la mítica ensalada César cambiando la lechuga por el brócoli o simplemente incorporándolo. Si quieres que sea el protagonista, prueba con cocinar el brécol al vapor y luego mezclarlo con manzana, nueces, cebolla, zanahoria y salsa de yogur. Tendrás una ensalada diferente y deliciosa para un primer plato. Otra opción: con tomate y atún.

Brócoli gratinado
Con este manera de cocinarlo ya no podrás decir que es soso. Necesitas el ingrediente principal, que debe ser cocido o salteado ante de meterlo al horno, una bechamel ligerita y queso rallado. A partir de ahí puedes innovar y añadir patata, taquitos de jamón de york, otras verduras... ¡Admite lo que quieras! Puede servir de acompañamiento para carnes y pescados.

Crema o sopa
Un clásico en la manera de preparación, pero ahora que empieza a hacer frío te apetecerá algo calentito y puedes hacer una crema con brócoli solo o con más vegetales. Pensarás que tampoco es un gran descubrimiento, pero te equivocas, sobre todo si le das un toque de queso para realzar un poco su sabor. Vale el brie, el gorgonzola, el queso de cabra, el azul... No olvides ponerle un poco de puerro y un poco de pimienta negra.

Falso arroz
Ojo, que esto sí es un descubrimiento. ¿Sabes que puedes sustituir el arroz por el brócoli consiguiendo un resultado parecido? Lo ideal es mezclarlo con coliflor, se tritura en crudo dejándolo como si fueran granitos, y luego se pasan por la sartén con las especias que tú quieras, o simplemente con sal y ajo. De este modo tendrás un acompañamiento para el plato principal, sano, vegetal y con pocas calorías.

Tortitas de brócoli
O buñuelos o hamburguesas, hazlos como quieras, pero pruébalos. Prepáralos rebozando directamente los arbolitos y friéndolos o asándolos al horno, o elabora un pastelito salado con brócoli y patata cocida, huevo y un poco de pan para darle consistencia. Mezcla todo, dale forma y a la sartén, ya verás qué delicia.

Para la pizza
El brécol no puede faltar en tu pizza, sea vegetariana o no. Un poco de verdura en este tradicional plato italiano siempre es bien. Se echa crudo, no cocido, porque ya se hará en el horno junto al resto de los ingredientes. Una buena manera de que lo prueben los niños, por cierto. Y por si no lo sabes también puedes hacer la masa de la pizza con brócoli, sustituyendo la harina.

Quiche
¡Marchando una tarta salada con brócoli para esos que dicen que les aburre comerlo! Aunque es muy típica la quiche de calabacín, también puedes hacerla con nuestro alimento estrella. ¿Soso? Para nada, utiliza también jamón, queso y cebolla y disfruta de un plato muy completito.

Salteado con carne
Los apasionados de las recetas con aire asiático ya están tardando en añadir brócoli. La carne cortada en tiras, ramitos de brócoli, anacardos y semillas de sésamo son cuatro ingredientes perfectos para elaborar esta receta. Un poquito de salsa de soja o jengibre y listo.

Croquetas de brécol
Te has quedado de una pieza... Pero sí, las croquetas con brócoli se pueden convertir en un gran descubrimiento. Cuécelo o prepáralo al vapor dejándolo al dente y luego córtalo en trocitos para hacer un sofrito con cebolla. Luego se lo echarás a la bechamel y también añades unos trocitos de quese. ¡Verás qué pedazo de croquetazas!
