Revista Mía

Guía práctica para descongelar pescados y mariscos correctamente

Te contamos cómo llevar a cabo este proceso de manera segura sin comprometer la calidad de las piezas.

El congelador es uno de esos electrodomésticos esenciales sin los que no imaginamos vivir. Es especialmente útil en el caso de los pescados y mariscos. Si no tienes tiempo para hacer la compra todos los días o sueles comprar pescado fresco (y en mayor cantidad de la que vas a consumir en el día), la única manera de conservarlo más de 24 horas es congelarlo

Del mismo modo que los productos marinos no han de congelarse de cualquier modo, el proceso de descongelación también se rige por ciertas normas. ¿Eres de esas personas que deja la pieza fuera sobre la encimera para que se vaya descongelando a temperatura ambiente? Pues lamentamos decirte que no lo estás haciendo bien. Te contamos todo lo que tienes que saber para descongelar tus mariscos y pescados de manera correcta, sin comprometer sus propiedades nutricionales ni su textura. 

El primer paso que hay que tener en cuenta es asegurarse de que, al congelarlo, el paquete está bien cerrado y no contiene cristales de hielo o escarchas. Si esto sucede, podría significar que se ha roto la cadena del frío y que ha empezado el proceso de descongelación, por lo que lo que es posible que la pieza no esté en buenas condiciones para consumirlo.

Cómo descongelar pescado adecuadamente

Nunca se debe descongelar pescado (y en general, cualquier producto que vayamos a consumir) a temperatura ambiente. Y es que a esa temperatura podría contaminarse con bacterias que haya por la cocina o incluso 'despertar' las que habría en la propia pieza antes de meterla al congelador. Al congelar el pescado, dichas bacterias quedan latentes y se destruyen al cocinarse. Además, a temperatura ambiente es más fácil que crezcan las bacterias pues tienen alimento para hacerlo (el propio pescado), así como el agua resultante del proceso de descongelación.

Tampoco es recomendable descongelar las piezas en agua caliente, puesto que también se incrementa el riesgo de contaminación por bacterias. Si vamos a sumergirlas en agua, que esté siempre fría. El proceso es más lento, pero de este modo no estamos comprometiendo su calidad. Debemos cambiarle el agua cada media hora para mantener vivo el ritmo de descongelación, así como asegurarnos de que la pieza está envasada herméticamente para evitar que se contamine con bacterias presentes en el agua.

Una vez descongeladas, las piezas no pueden volver a congelarse excepto si están cocinadas.

Cómo descongelar marisco

En este caso, dependerá de qué tipo de marisco queramos descongelar, pues el proceso es distinto dependiendo de si llevan cáscara o no. Por ejemplo, si estamos hablando de los del primer grupo (cigalas, gambas o bogavantes), lo ideal es sumergirlos en agua fría durante unos minutos. Y si es con agua salada, muchísimo mejor (si no tienes a tu disposición agua salada, puedes hacerlo con agua del grifo y añadirle un poquito de sal gorda). En este caso no tienes por qué llevarlo a la nevera, puedes descongelar el marisco fuera de ella si así lo prefieres. Eso sí, si la pieza está cocida, entonces sí debes meterlo a la nevera.

Si no tiene cáscara, descongélalo dentro de la nevera dentro de un recipiente, siempre procurando que la pieza esté elevada para que no entre en contacto con los líquidos resultantes del proceso de descongelación.

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