Te damos las claves para mantener las uñas sanas y bonitas durante los meses de verano, el momento del año en el que más sufren y cuando más común es la aparición de hongos y manchas.
El cuidado de la piel se convierte en el foco de cuidado beauty del verano, gesto fundamental (sobre todo, a la hora de proteger la piel del sol) pero insuficiente en cuanto a uñas se refiere.

Las altas temperaturas y las horas en el agua pueden pasar factura a tus uñas si no les prestas una atención especial. De la misma forma que la piel absorbe agua, las uñas también lo hacen y sus capas se contraen y se expanden en contacto con ella. Esto provoca su debilitamiento y fragilidad de las uñas.
Por otra parte, el cloro y los químicos de las piscinas pueden incrementar sus daños, ya que “el agua con cloro puede producir abrasión de la piel, el cabello y las uñas debido a que el cloro es un químico que cambia el pH normal de la piel (la piel tiene un pH 5,5-6 y lo aumenta en torno a 7), produciendo que las uñas se vuelvan frágiles y quebradizas, más blandas de lo habitual y favoreciendo la aparición de infecciones”, afirma la Dra. Estefanía Arredondo, directora médica de Olyan Farma.
Por todos estos motivos, te damos algunos consejos para mantenerlas sanas y cuidadas.
- Al esmaltarlas, aplica una capa base tanto si vas a utilizar color como si no, en cuyo caso, puedes optar por tratamientos más específicos. Si su fórmula incluye biotina, urea o silicio, mejor que mejor.
- Hidrátalas: apuesta por productos específicos con una composición alta en activos hidratantes naturales, como el aceite de pepita de uva o girasol.
- No uses quitaesmaltes con acetona para evitar que las uñas se resequen, se debiliten, se abra por capas y se
- Mantén tus pies limpios y secos: si están húmedos o sucios aumenta el riesgo de contagiarse por hongos. Por ese motivo, debes lavar tus pies todos los días con agua y jabón y, luego, secarlos cuidadosamente.
Los temidos hongos

Algo que hay que tener muy en cuenta durante el verano es que los entornos húmedos y las temperaturas elevadas pueden provocar la infección conocida clínicamente como onicomicosis.
Se trata de una infección crónica de la uña producida por distintos tipos de hongos, en su mayoría, dermatofitos, como el Trichophyton rubrum, que afecta a la lámina.
La prevalencia de los hongos oscila entre el 2% y el 14% de la población y su incidencia aumenta en los meses de verano, aunque es una afección que no tiene estacionalidad fija.
En el caso de los pies, donde es más frecuente, se produce por un exceso de sudoración (hiperhidrosis) o un mal secado, especialmente en los espacios interdigitales. También puede contraerse tras frecuentar zonas deportivas como piscinas, vestuarios o duchas públicas. Por ello, es fundamental utilizar chanclas en estos espacios, para evitarlo en la medida de lo posible.
Según la Dra. Arredondo, “como ocurre con muchas patologías, una de las cosas más importantes es prevenir que aparezca la infección. Es recomendable mantener una buena higiene de manos y pies, secado adecuado tras el lavado, mantener las uñas cortas, evitar andar descalzo, usar calcetines de algodón y utilizar un calzado ancho y cómodo. Si, además, estamos atentos a la aparición de lesiones sospechosas en las uñas, podremos acudir a un especialista de forma temprana y tratarlas precozmente”.