Cómo conservar el pan para que dure más tiempo

Te damos unos sencillos trucos para conservar el pan y así evitar tener que tirarlo al día siguiente de comprarlo porque se ha quedado duro.
Pan

Parece increíble que solo se necesiten cuatro ingredientes (harina, sal, levadura y agua) para hacer el que es uno de los alimentos más ricos, el pan. Sin embargo, ya sea comprado o elaborado por ti misma en casa, el pan tiene una gran desventaja y es que en seguida se reseca y se queda duro como una piedra. 

Aunque el pan duro no es lo más apetecible del mundo, sí que podemos reutilizarlo para preparar deliciosas recetas como unas torrijas, migas, sopas de leche o incluso hacer pan rallado. De este modo le sacamos el máximo partido sin desperdiciar ni un euro. Otro modo de exprimir al máximo nuestra barra de pan y evitarnos tener que tirarla al día siguiente porque está incomible es elegir un pan de calidad y, por supuesto, saber cómo conservarlo correctamente. 

Olvídate del pan industrial

Lo más importante para que poder disfrutar de un pan rico durante días es que este sea de calidad. La mayoría de las barras de pan que venden en el supermercado son congeladas y no son muy buenas. Un día puntual nos pueden sacar del apuro, pero si lo que quieres es un pan de verdad, entonces acude a la panadería. Lo ideal es que esté elaborado a mano y con masa madre. Es un poquito más caro, pero merece la pena porque podrás consumirlo durante días a diferencia del otro, que tendrás que tirar al día siguiente. El pan de grano entero también se conserva mejor.

Otro truco para conservar pan es guardarlo en una bolsa de tela, preferiblemente de algodón o lino, o una panera de madera. Si no tienes ninguna de estas dos cosas, una bolsa de papel te hará el apaño perfectamente (no es casual que sea de este modo cómo te lo entregan en la panadería). Si lo guardas así, el pan respirará y conservará mejor su humedad, lo que te va a permitir disfrutar de él en buenas condiciones durante más tiempo. Y, por supuesto, ¡no lo metas en la nevera!

Lo primero que hay que tener en cuenta es que no todos los panes son aptos para congelar. Si congelamos un pan cuya masa ya ha sido congelada antes (los que están a la venta en grandes superficies), la cadena de frío se rompe y el pan pierde bastante calidad. Sin embargo, esto no sucede con aquellos que han sido elaborados de manera artesanal. Por eso es muy importante que tengas especialmente en cuenta el primer punto.

Cuando lo congeles, hazlo siempre antes de que comience a endurecerse. Lo mejor para ello es meterlo en una bolsa específica para congelador. Si lo vas a usar para tus tostadas del desayuno, entonces lo mejor es que lo congeles ya en rebanadas, evitando que se peguen unas a otras colocando entre papel de horno entre ellas. Recuerda no dejarlas mucho tiempo en el congelador, como máximo un mes.

Tampoco es recomendable descongelarlas en el microondas ya que la masa se quedará chiclosa. Lo ideal es hacerlo a temperatura ambiente, pero si no te has acordado de sacarlas, puedes descongelarlas directamente en la tostadora, sartén o en el horno. De este modo recuperarán un poco su característico crujiente.

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