El aroma inconfundible de las castañas asadas por la calle anuncia la llegada de los meses más fríos del año. Este fruto seco es toda una institución de los paseos por la ciudad en otoño y en invierno. ¿Quién puede resistirse a esta delicia? Pero es que, además de ser un tentempié perfecto, también es un gran ingrediente para usar en muchas recetas.
¿Qué tener en cuenta a la hora de comprarlas?
Cuando vayas al mercado o a la frutería a por castañas, apuesta por las que tengan mayor tamaño, deben estar duras al tacto, ser pesadas, brillantes y no deben tener ningún agujerito. Las encontrarás al natural desde principios del otoño y hasta el final del invierno. En casa puedes conservarlas durante varios meses siempre que las guardes en un lugar fresco y seco. En la nevera aguantarán menos tiempo.
Si quieres disfrutarlas fuera de temporada, puedes apostar por las que venden en conserva, congeladas e incluso envasadas al vacío. Es una gran forma de tomar este fruto seco en cualquier momento del año.
Beneficios de las castañas para la salud
¿Conoces todas las propiedades y beneficios de las castañas? En la galería que encontrarás a continuación, te hablamos de los beneficios que tienen. A pesar de la inmerecida mala fama que han tenido al ser consideradas como el fruto seco más calórico, la realidad es que tienen 209 calorías por cada 100 gramos y muchos nutrientes saludables.
Tienen un alto contenido en agua, en fibra y son una gran fuente de hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, lo que hace que sean saciantes y una gran fuente de energía. Entre sus propiedades nutricionales destaca su alto contenido en minerales como el calcio, el potasio o el magnesio, además de tener antioxidantes, que ayudan a proteger al cuerpo de los efectos de los radicales libres y refuerzan el sistema inmunológico. Gracias a su contenido en grasas saludables y ácidos grasos esenciales, poseen la cualidad de ser cardioprotectoras dentro de un estilo de vida y alimentación saludable.
Además, son naturalmente libres de gluten, por lo que sus derivados como la harina de castañas, puede ser una opción interesante para elaborar panes y repostería casera en personas que, por cuestiones clínicas y/o son celíacos, no pueden consumir gluten en su dieta. Todo esto hace que sean grandes aliadas para controlar el colesterol, mejorar el tránsito intestinal, prevenir la retención de líquidos o frenar el envejecimiento, entre otras cualidades. ¿Te vas a animar con este saludable y delicioso fruto seco?
Ayudan a reducir el colesterol
Contiene una cantidad de grasa similar a los cereales(alrededor del 3 %) y ésta es ‘buena’. “Gracias a su perfil lipídico puede incluirse en una dieta enfocada a reducir una hipercolesterolemia”, aclara Marta Fernández de Ángulo, del departamento de nutrición del grupo sanitario Viamed.

Asadas preservan sus nutrientes
Se toman crudas, confitadas, cocidas y asadas. Con esta última técnica y algunos trucos para cocinar castañas, se conservan mejor las proteínas y la fibra.

Favorecen el tránsito intestinal
Las castañas contienen bastante fibra (6-7 g por cada 100 gramos de producto), que reduce la absorción de glucosa y colesterol por parte del intestino y acelera el paso de los alimentos por el estómago. “Además, este componente vegetal desarrolla un papel fundamental en una correcta defecación y en el mantenimiento de la flora intestinal”, aclara Marta Gámez, directora técnica del grupo NC Salud. Pero, en algunos tipos de trastornos funcionales digestivos, podrían llegar a ser indigestas y por tanto, no recomendar su consumo. Consúltalo con tu nutricionista de confianza.

Resultan vigorizantes
Según Gámez, “aportan hidratos de carbono complejos de asimilación lenta, que aumentan y aseguran unos correctos niveles energéticos y por tanto, nos mantienen más tiempo saciadas”. “Aun así, se deben consumir de forma controlada en caso de obesidad y también conviene tomarlas con moderación si se sufre diabetes o elevación de la glucosa (hiperglucemia)”, dice Fernández de Ángulo.

Frenan el envejecimiento
Diferentes estudios han puesto de manifiesto que las castañas crudas poseen activos antioxidantes, como el ácido gálico y el ácido elágico. De este último se ha constatado a nivel científico que tiene capacidad para blindar el tejido cutáneo, ya que evita la destrucción del colágeno, la proteína de sostén de la piel, y la inflamación de las células por exposición continuada a los rayos ultravioletas.

Previenen la retención de líquidos en el organismo
Cerca de la mitad del peso de este fruto es agua. “Este elemento, junto con su aporte de potasio (500 mg/100 g), hace que la castaña tenga efectos diuréticos y reguladores. Es decir, promueve la diuresis (excreción por la orina), lo que previene la hinchazón debida a un incorrecto drenaje de líquidos y los posibles edemas que se puedan sufrir en las extremidades, manos y abdomen”, explica la nutricionista de Viamed.

Calman el apetito
Tienen un efecto saciante. O sea, te llenan y hacen que el tiempo de vacío gástrico sea mayor. “Esto es debido principalmente, aclara Fernández de Ángulo, a su alto contenido en fibra insoluble (tiene un efecto laxante y actúa como regulador intestinal) y a los hidratos de carbono complejos, que se absorben lentamente, regulando los niveles de glucosa en sangre y mitigando el hambre”.
