Dolores Musculares. ¿'Fisio', 'quiro' u Oestópata?

¿Al 'quiro', al osteopatía o al 'fisio'? Son referencias obligadas ante dolores musculares, inflamaciones o tensiones; pero,¿cuál es la función de cada especialidad? ¿Dónde acudir? Fisioterapeuta,...

¿Al 'quiro', al osteopatía o al 'fisio'? Son referencias obligadas ante  dolores musculares, inflamaciones o tensiones; pero,¿cuál es la función de cada especialidad? ¿Dónde acudir? Fisioterapeuta, quiropráctico, osteópata, masajista... Todos ellos aseguran solucionar problemas musculares, de tensión, articulares... Una se pierde entre tanta oferta, hasta el punto de que la elección acaba quedando en soluciones prácticas del tipo “iré al que tenga más cerca de casa” o “al que me cueste más barato”. Al parecer, este es un gran error. Ni todos los profesionales tratan todos los males, ni los abordan de la misma manera. Diferentes profesionales nos aclaran sus competencias y nos dejan claro que no existe competencia entre fisioterapia u osteopatía con quiropráctica, pues su enfoque filosófico es diferente pero compatible.

Es importante destacar que un dolor muscular tiene que ser diagnosticado primero por un especialista, ya que ese dolor puede desvelar otro tipo de patología.

FISIOTERAPEUTA. Con tradición.

Es el primero en quien pensamos cuando tenemos una contractura muscular o una lesión deportiva. De hecho, en España la fisioterapia está legislada y reconocida como título universitario, mientras que la osteopatía y quiropraxia aún no lo han logrado. Esto en nuestro país, pues en Estados Unidos, sin embargo, el quiropráctico es el número uno “antidolores”. Ricardo Domínguez y Lorena García Menor son fisioterapeutas titulados de la Clínica Salud y +, un centro de fisioterapia, nutrición y Pilates. A su juicio, “la principal reivindicación del fisioterapeuta es que él mismo es el profesional más preparado y cualificado para el tratamiento y rehabilitación del sistema musculoesquelético, pudiendo basar esto en estudios clínicos reconocidos por el mundo de la salud y la medicina”. Ambos se quejan del gran intrusismo profesional que existe, no siempre con personal preparado, sea de la rama que sea. “Hay que respetar el trabajo de cada uno y saber dónde están los límites”, señalan. 

La fisioterapia tiene bastante en común con la osteopatía: las dos trabajan todo el cuerpo. “La primera puede llegar a trabajar la musculatura en más profundidad, pero no puedes tratar sólo una parte con una disciplina, muchas veces se combinan. No creemos que exista competencia desleal, pero deberían legislarse las actividades de cada uno. Ya se está intentando que la osteopatía se incluya y se rija a través de la fisioterapia”. Ésta, junto a la osteopatía, es una disciplina integral, según dichos expertos.

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En cuanto al número de sesiones, dependerá del problema de cada uno: al principio y como tratamiento de choque, es habitual tener que pasar por el ‘fisio’ una o dos veces en semana, las cuales se irán espaciando progresivamente hasta que el problema desaparezca. Posteriormente, se puede seguir un mantenimiento para prevenir lesiones con una o dos sesiones al mes. El fisioterapeuta está diplomado en rehabilitación, estudia cuatro años de carrera y se especializa en las patologías de tipo traumático. Sus tratamientos están bajo la supervisión directa de un médico rehabilitador o un traumatólogo. Entre sus métodos de trabajo, además de los masajes, figuran la onda corta, los ultrasonidos, la magnetoterapia, los ejercicios de rehabilitación y los masajes terapéuticos.

QUIROPRÁCTICO. Con ajustes.

Según un estudio canadiense, la quiropráctica constituye el método más rápido y económico de recuperación de bajas laborales relacionadas con problemas musculares. Pero, reconozcámoslo: “ajustarse” en manos de un quiropráctico impone, así de entrada. Y es que muchos tienen la idea preconcebida de que en esta práctica “te crujen los huesos”, algo que no es del todo exacto.

Como explica Gonzalo Vidal, miembro de la Asociación Española de Quiropráctica (AEQ), “esta especialidad comprende diferentes técnicas, y el ajuste es sólo una de ellas, no siendo siempre necesario”. Para entender esta disciplina, hay que comprender el cuerpo humano: millones de instrucciones fluyen desde el cerebro bajando por el cordón espinal  dirigiéndose a todos los órganos y tejidos. Son señales que regresan al cerebro confirmando si el cuerpo funciona correctamente. La posición impropia de los huesos en la columna, llamada “subluxación”, interfiere en este intercambio, pues puede irritar los nervios y alterar la función de los órganos y tejidos afectados. Es entonces cuando los ajustes de la columna pueden ayudar a mejorar la comunicación entre cerebro y cuerpo.

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¿Y qué es exactamente un ajuste? Nada de movimientos bruscos que parecen encaminados a dejarnos peor de lo que llegamos: se trata de aplicar una fuerza suave y precisa en una dirección específica a uno o más huesos espinales que han perdido su movimiento y posición correctos. Se puede hacer de distintas formas: usando las manos, mediante instrumentos o con camillas especiales. Todo adaptado a la edad del paciente.

En realidad, en España aún estamos algo verdes en el conocimiento de la quiropráctica, pero en Estados Unidos es la tercera profesión sanitaria en número de practicantes después de la medicina y la odontología. Para Gonzalo Vidal, “la filosofía quiropráctica es lo que nos diferencia fundamentalmente de las otras dos profesiones”. Seis años de carrera, especialización en el estudio del sistema nervioso y de la salud y la mecánica de la columna vertebral. “El trabajo de la quiropráctica no es diagnosticar o tratar patologías, es corregir subluxaciones y mejorar la fisiología. No arreglamos cosas, liberamos al cuerpo de interferencias a través de ajustes vertebrales”. Un análisis correcto del funcionamiento del sistema nervioso y de la información radiológica, palpación en movimiento, kinesiología y un espectro muy amplio de entendimiento del cuerpo le dan al quiropráctico una profundidad diferente a las de las otras dos disciplinas, pero siempre desde el respeto y la colaboración con el resto de profesionales.

OSTEÓPATA. Manipulando.

Al igual que la quiropráctica, la osteopatía es una carrera universitaria en Estados Unidos, pero no aquí. Su método de trabajo se basa en la manipulación, los masajes y los tratamientos sobre los tejidos blandos. “Hay un gran problema de intrusismo, ya que mucha gente sin estudios se autodenomina osteópata”, añade Gonzalo Vidal. “La quiropráctica y la osteopatía trabajan bien juntas cuando las subluxaciones llevan asociadas contracturas o patologías musculares. En la Clínica de Osteopatía de Barcelona definen así esta especialidad: examina el individuo en su conjunto y busca siempre la causa de la disfunción a través de una aproximación holística, y no sintomática. Se considera a la persona como un todo, en su vertiente física, química y emocional.

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Actualmente, en Europa la osteopatía sólo disfruta de pleno reconocimiento en Reino Unido, donde desde el año 2000 se la reconoce definitivamente como una carrera universitaria y una profesión independiente. En España, el colectivo de osteópatas es cada vez más numeroso y está formado básicamente por profesionales que han estudiado los fundamentos de la disciplina a partir de las estudios de fisioterapia o medicina.

La combinación de técnicas.

Puede realizarse, incluso, en una misma sesión: algunos especialistas pueden serlo de diferentes disciplinas. De hecho, las tres opciones comparten influencias de la terapia manual, la osteopatía y la quiropráctica, y las utilizan según las necesidades. “Puede ocurrir que un paciente con un problema en un hombro necesite una manipulación osteopática o quiropráctica, además de una reeducación sobre el movimiento del hombro con fisioterapia”, añaden en Salud y +.

Un buen consejo: Al despertar, estirar

Como explica Alicia Joanna, fisioterapeuta titulada que trabaja a domicilio, “siempre insisto a mis pacientes en la necesidad de los estiramientos diarios. Hay que hacerlo tres veces al día: al levantarse, al mediodía, y antes de acostarse. Si no nos cuidamos en el día a día, acudir al profesional de vez en cuando no vale de nada”.

Por: Silvia Capafons.

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