Nutrigenética, qué debes comer para mejorar tu salud
Los nuevos avances en medicina nos ayudan no solo a conocer las enfermedades a las que estamos más predispuestas genéticamente, también qué alimentación nos puede ayudar a reducir esos riesgos, llevando una dieta personalizada.
- Por Inma Coca
¿Por qué, entre dos personas que comen lo mismo, puede haber diferencias tanto en peso como en niveles de colesterol o deficiencias de alguna vitamina? O ¿por qué a una persona le dan gases o le cuesta digerir un alimento y a su hermana le sienta de maravilla?
Estas preguntas que nos hemos repetido mil y una veces en todas sus variantes tienen una sencilla respuesta: la nutrigenética.
Ana Buendía, marketing manager de Onegen Lab, nos aclara este término que puede sonar tan extraño como llegado del futuro: “La nutrigenética estudia la forma en la que nuestro cuerpo responde a los diferentes nutrientes en función de nuestro perfil genético individual”.
Es decir, podemos culpar a la genética de que engordemos más que nuestra vecina llevando la misma dieta, pero también, gracias a los nuevos avances, podemos personalizar esa dieta para reducir el riesgo de que nuestra carga genética nos predisponga a ciertas enfermedades, como la diabetes.
Por eso, Ana Buendía nos asegura que los test nutrigenéticos son una nueva herramienta para nutricionistas y endocrinos a la hora de plantear dietas personalizadas. Ya sabemos que, en muchos de nuestros problemas de salud, aproximadamente un 30 % se deben a nuestra carga genética, mientras que el 70 % son por factores externos, entre los que destacan la alimentación, el ejercicio físico o, incluso, la contaminación ambiental.
Así pues, si conoces tus riesgos para padecer determinadas enfermedades, podrás reducir el porcentaje de forma considerable si modificas algunos hábitos, como, por ejemplo, la alimentación.
¿Qué nos dice el test?
Con este estudio nutrigenético, se podrán saber varios marcadores nutricionales tan importantes como la posibilidad de desarrollar obesidad o diabetes tipo II, detectar antes de tiempo intolerancias como la lactosa, enfermedades como la celiaquía, así como prevenir el déficit de vitaminas e, incluso, controlar problemas de ansiedad y alimentación.
“Conocer tu riesgo permite modificar tu dieta para prevenir posibles dolencias futuras, como enfermedades coronarias, así como incentivar la práctica de actividades físicas y la eliminación de hábitos no saludables, como fumar”, nos relata la experta. Así pues, con un sencillo test no invasivo (se realiza mediante saliva), podrás conocer qué carga genética tienes y, con ella, las probabilidades de ser diabética en un futuro, así como determinadas alergias, posibilidades de sufrir un ictus o presentarse un déficit de una vitamina concreta.
Antes de que llegue la patología y ya solo quede la posibilidad de tratarla de forma farmacológica, tienes la opción de variar la dieta y reducir esas posibilidades, en ocasiones, de forma considerable. Sin duda, la forma de prevención más exacta y la más efectiva. Es cierto que no tienes el control de tus genes, pero sí de tu dieta y son muchos los estudios que avalan que la alimentación juega un papel primordial en determinadas patologías.
¿Y un estudio antropométrico?
Mediante una serie de pruebas, se logran recopilar datos del paciente con el que se realiza una valoración general de su salud. Serviría como complemento perfecto a la hora de plantear una dieta, ya que se tendrían en cuenta factores de todo tipo, como, por ejemplo, conocer dónde se tiende a acumular grasa o si existen otros problemas de salud que pueden estar relacionados entre sí.
Para ello, se realiza una exploración física y una analítica completa. Datos que se suman a los que aporta la famosa báscula de bioimpedancia, que nos dice la cantidad de grasa y agua que hay en nuestro organismo. Con estos datos, se puede plantear una dieta personalizada mucho más eficaz, a la vez que saludable.