El ritmo de vida actual hace que en muchas ocasiones comamos mal y gastando demasiado, especialmente si lo hacemos fuera de casa. Sin embargo, llevar una alimentación saludable y equilibrada no tiene por qué ser sinónimo de dejarnos el sueldo. Hay una serie de hábitos que puedes implementar en tu rutina para que esto no suceda. ¡Toma nota!
Haz una lista de la compra. ¿No haces la lista de la compra cuando antes de ir al supermercado? Pues un error. Ir a hacer la compra con los alimentos que queremos comprar por escrito tiene más beneficios de los que crees. Te alimentarás mejor, pues irás a tiro fijo y evitarás 'pecar' con algún que otro producto poco saludable, por no hablar del consiguiente ahorro que eso supone en el ticket. Además, saber qué productos tenemos que escoger y dónde se encuentran hará que pasemos menos tiempo vagando por el supermercado, por lo que también ahorrarás tiempo. ¡Todo ventajas!
Aprovecha los restos de comida. En muchas ocasiones nos cuesta calcular y acabamos cocinando más comida de la necesaria. Cuando esto suceda, ¡no la tires! Cualquier resto que quede en fuentes y cazuelas debe despertar nuestra imaginación para crear platos nuevos y deliciosos. Eso sí, dejándolos para mañana o pasado, guardados en el frigorífico o el congelador, bien envueltos y en recipientes adecuados. Aquí tienes algunas ideas para aprovechar al máximo la comida que sobra.
También aprovecha los productos "secos" que tienes en tu despensa antes de comprar nuevos. Muchas veces reponemos cereales y derivados como arroces o pastas, y seguimos teniendo en casa otras opciones ya abiertas como quinoa, cuscús... Puedes aprovecharlas para tu planificación semanal antes de comprar más tipos de cereales y así ahorrar un poco más en tu compra semanal.
Organiza tu menú semanal. El batch cooking no es otra cosa que dedicar un día a preparar la comida de toda una semana, y hacerlo de manera más saludable. Te garantizamos que dedicar tres o cuatro horas de un día te ahorrará tiempo en el día a día, además de dinero, al tener que calcular la cantidad que vas a ingerir por ración. Este método también permite comer más saludable, pues el correcto reparto de ingredientes evita tener que recurrir a las comidas impulsivas o al picoteo.
Evita las bebidas azucaradas. Zumos, refrescos y demás bebidas embotelladas son altas en azúcar, ingrediente que ha demostrado ser muy perjudicial para la salud. En su lugar, recurre a aguas (a las que puedes dar sabor añadiendo diferentes frutas e hierbas aromáticas) e infusiones, pues no solo son más saludables, sino también más baratas. Los refrescos, mejor para una ocasión especial.
Consume legumbres y cereales. Este tipo de alimentos son muy nutritivos (son fuente de hidratos de carbono y aportan fibra). Por si fuera poco, duran mucho en la despensa y son económicos. Otra gran ventaja que ofrecen es que nos hacen sentir saciadas durante más tiempo, por lo que con un solo plato estaremos llenas y además evitaremos el picoteo más tarde.
Come antes de sentirte muy hambrienta. Seguro que muchas veces te ha pasado eso de tener un hambre voraz y vaciar la despensa. No esperes a tener mucha hambre para comer, pues haciendo esto acabarás recurriendo a alimentos poco saludables, que consumirás en grandes cantidades. La mejor manera de evitar estos atracones es repartir las comidas del día en 5 veces: 3 comidas principales y 2 tentempiés (a media mañana y a media tarde).