Hace muchos años un célebre dietista suizo dijo que las cañerías de los fregaderos son las gargantas mejor alimentadas del planeta, porque todo el mundo, por desidia e ignorancia, tira el agua de cocer verduras y pescados, y por las pilas de fregar se escapan cantidad de vitaminas y minerales.
¿A quién no le ha sobrado alguna vez la mitad de un asado o parte de un gran pescado cocido con su raspa y su cabeza? Cualquier resto que quede en fuentes y cazuelas debe despertar nuestra imaginación, para crear platos nuevos y divertidos. Eso sí, dejándolos para mañana o pasado, guardados en el frigorífico o el congelador, bien envueltos y en recipientes adecuados.
Un aliado perfecto a la hora de aprovechar la comida es el congelador. En él puedes conservar tanto los alimentos que compras ya congelados, como congelar todo aquello que merezca la pena ser guardado.
Un ejemplo tan simple como práctico: cada noche, congela bien envuelto en papel de aluminio el pan sobrante del día. Cuando tengas una buena cantidad, podrás hacer migas, gazpachos, torrijas...
Si las sobras son de una carne o un pescado asado, lo mejor es meterlo durante una hora en la nevera para que esté completamente frío. Después, introducirlo en una bandeja de horno y guardar tapado en el congelador.
Cuando se vaya a utilizar, se puede meter al horno en ese mismo recipiente. Los alimentos hervidos, ya sean pescados o verduras, se pueden guardar en una bolsa especial para congelar, bien cerrada y teniendo cuidado de que no quede nada de aire dentro.
Los líquidos y los guisos muy caldosos se meten en un tupper de plástico duro forrado por dentro con papel de aluminio, de manera que sobre por los bordes.
Se deja un espacio de unos 3 cm hasta el borde del envase para permitir la expansión, se cubre con el papel sobrante, se tapa y se mete al congelador de inmediato.
Es preferible, una vez congelado el bloque de caldo o guiso, sacarlo, retirarle el papel de aluminio y volverlo a introducir en el envase.
Saber aprovechar los restos no es solo una obligación: es un arte y todo un placer. En esta galería te decimos cómo hacerlo y te damos algunas recetas que podrás hacer con restos y sobras. Sigue leyendo.
A la hora de congelar...
Se debe evitar en la medida de lo posible el exceso de grasa, ya que puede dar un sabor rancio a la comida. Desgrasa los guisos y los caldos en la nevera antes de congelarlos.
Una vez desgrasados los caldos cortos de pescado, puedes congelarlos en las bandejas de cubitos de hielo y utilizarlos para dar sabor a otros guisos y sopas.
Nunca hay que congelar comida que aún está caliente: antes, asegúrate de que ha bajado su temperatura, como mínimo a la misma que notes en tu mano.

Si prevés que va a sobrar...
O si haces mucha cantidad de guiso para tener para otro día, no te excedas con la sal, la cebolla, el ajo ni las especias. La sal puede enranciar el sabor, y los demás aliños citados toman un sabor mucho más fuerte después de pasar unos días en la nevera o el congelador.

Si necesitas muchas yemas de huevo...
Por ejemplo para hacer postres, conserva las claras (puedes congelarlas) y úsalas montadas en cremas, bizcochos, merengues.
Por otra parte, si lo que te sobran son las yemas, congélalas en las bandejas de cubitos o consérvalas enteras en la nevera, sumergidas en un bol de agua fría. Luego, puedes cuajarlas en unas ricas y nutritivas tazas de consomé.

Si has pelado y cortado demasiada fruta...
Haz rápidamente un almíbar, enfríalo deprisa con unos hielos y sumerge en él la fruta antes de que ennegrezca.

Que no te falte...
Estos son los productos imprescindibles en cualquier cocina. Con ellos siempre tendrás recursos a la hora de cocinar con sobras:
- Latas (atún, champiñones, espárragos, tomate natural y frito).
- Legumbres secas y precocidas.
- Caldo en cubitos.
- Pan de molde.
- Aceite de oliva.
- Sal, vinagre y hierbas aromáticas al gusto.
- Arroz y pasta.
- Harina y pan rallado.
- Huevos y patatas.
- Queso.
- Cebollas, ajos y limones.
- Manzanas y naranjas
- Vino para guisar.

Medidas caseras
A la hora de medir los alimentos:
Líquidos:
- Un tazón grande: 400 ml
- Un vaso de agua: 200 ml
- Una taza de té: 400 ml
- Un cacito: 150 ml
- Un vaso de vino: 100 ml
- Una tacita: 100 ml
- Una cucharada: 15 ml
- Una cucharadita: 5 ml
Sólidos:
- Una tacita: 100 g
- Una cucharada: 20 g
- Una cucharada rasa: 10 g
- Una cucharada de sal: 18 g

Restos de bonito con tomate
No tires los restos de bonito con tomate. Se pueden aprovechar para hacer una empanada o empanadillas. También para rellenar pimientos de piquillo o hacer un pastel marinero.
Un consejo: para que la masa tome un color bonito en el horno, pinta su superficie con un poquito de huevo batido antes de meterla.

Restos de coliflor o brócoli cocidos
Con los restos de coliflor cocida se pueden hacer distintas recetas de aprovechamiento. Por ejemplo unas empanadillas vegetales y unas mini pizzas.
También puedes saltearla con ajos y trocitos de bacon picados, o hacer un puré, mezclándola con un poquito de agua, sal y pimienta.
Y si no te gustan estas opciones, haz una tortilla ligera, sustituyendo las patatas por la coliflor cocida.
Con los restos de brócoli prepararás una riquísima quiche de setas y brócoli. Un consejo: cualquier otro resto de verduras cocidas como acelgas o espinacas puede ser utilizado para hacer estos platos con sobras.

Restos de pan duro
Son muchos los platos que se pueden preparar aprovechando el pan duro; todo menos tirarlo. Sopa de ajo, sopa de cebolla, cremas de verdura, migas, torrijas, pudin.
Si te sigue sobrando, puedes rallarlo tú misma; así no tendrás que comprarlo cuando vayas a empanar otros alimentos. Además, el pan duro también lo aprovecharemos a la hora de hacer gazpachos, salmorejos, albóndigas, picatostes, pan de ajo…
Un consejo: puedes rallar el pan en un rallador manual o en tu robot de cocina. Para que quede fino, el pan tiene que estar muy duro. Cuando lo tengas rallado, guárdalo en una bolsa de plástico y espera dos días antes de utilizarlo con el fin de que esté seco y crujiente.

Restos de pollo asado
El pollo genera infinidad de recetas de aprovechamiento, sobre todo las pechugas, que son la parte más seca, nos darán mucho juego para preparar ensaladas, por ejemplo ensalada César.
Unos rollitos de lechuga, aguacates rellenos o milhojas de pollo y manzana serán algunos de los platos que podrás hacer. También puedes mezclar la sobras de pollo asado con unos macarrones, hacer croquetas o deliciosos canapés, mezclándolas con mayonesa.
Mezclados con foiegras serán ideales para rellenar unos canelones. Un consejo: con los huesos y la piel del pollo asado puedes preparar una sopa. Añade también la salsa que haya sobrado del asado y unas verduritas para que tenga algo más de sabor.

Restos de pescado
Nunca tires el agua de cocción de un buen pescado, ni de los mariscos. Con ella podrás hacer deliciosas sopas, como la sopa de arroz y pez espada, y caldos cortos para otros guisos.
Con las sobras de pescado puedes hacer croquetas, pasteles o albóndigas; están riquísimas las croquetas de bacalao (aprovechando los restos del bacalao a la vizcaína). Con las de marisco se pueden preparar ensaladas de arroz, de patata, salpicón…
Un consejo: si alguna vez te sobra algo de pescado frito, no lo tires; envuélvelo en una hoja de papel absorbente untada con aceite y ponlo sobre la sartén o parrilla a fuego lento dándole vueltas hasta que esté caliente.

Restos de un cocido
El cocido tiene mucha vida. Con sus restos se pueden hacer riquísimos platos de aprovechamiento, como croquetas (de pollo o carne), canelones o empanadas. Otro plato muy típico es la ropa vieja, hecha con la carne del cocido deshebrada y rehogada con los garbanzos y las patatas.
Un consejo: otra manera exquisita de aprovechar un resto de cocido es triturar todo junto, hacer una masa, formar albóndigas, enharinarlas, freírlas en abundante aceite de oliva y servirlas acompañadas con salsa de tomate.

Restos de carne
Hay muchas formas de aprovechar la carne que te sobra. Puedes hacer salpicón de morcillo, croquetas, empanadas o pastel de carne. También estarán muy ricos unos huevos rellenos de carne (bien picadita y mezclada con pimientos y aceitunas negras).
Si has preparado lasaña o macarrones a la boloñesa y te has sobrado carne, podrás aprovecharla para hacer pizzas, empanadas o para rellenar berenjenas. Con los restos de carne de cordero, podrás preparar una lasaña griega.
Un consejo: reutiliza los chorizos cocidos; córtalos en rodajas gruesas y congélalos para hacer estofados, guisos de legumbres o incluso pizzas.

Restos de patata
Con los restos de patata cocida puedes hacer puré, un pastel de patata, una ensalada campera o ensaladilla rusa. Si has guisado patatas a la riojana podrás hacer una tortilla con las que te sobren. Y si los restos son de puré podrás aprovecharlo para hacer un pastel de carne gratinado.
Un consejo: a menudo, cuando pelamos patatas para freír o hacer tortilla, vemos que hemos pelado más de la cuenta. Podremos conservarlas guardándolas en la nevera, en agua salada, y después utilizarlas para hacer otros platos.

Restos de arroz
Con los restos de arroz blanco cocido puedes preparar muchas recetas: croquetas de arroz, bolsitas de repollo con arroz, bocaditos de arroz, y también estupendas ensaladas y sopas.
Otra opción es freírlo junto con unos ajos bien picados y hacer un arroz a la cubana. Si los restos son de arroz con otros alimentos, puedes rellenar con la mezcla unos calabacines o unas berenjenas.
Un consejo para recalentar el arroz que ha sobrado. Lo mejor es hacerlo al vapor, de esta forma no se te pasará. Si vas a utilizar el microondas, tienes que humedecer el arroz y calentarlo muy poquito. Si te pasas quedará plastoso. Si vas a calentarlo al fuego, tendrás que ponerlo muy lento y echarle un chorrito de agua al arroz.
