Las vitaminas son nutrientes esenciales que los seres humanos debemos aportar al organismo a través de la alimentación, recursos naturales como el sol en el caso de la vitamina D o bien con suplementos específicos que se deben ingerir bajo supervisión médica. Dentro de todas las vitaminas que existen y que son esenciales para la salud, una de las grandes desconocidas es la vitamina K, que adquiere especial importancia a partir de los 50 años.
Explica el NIH (National Institutes of Health), organismo público de salud de referencia en Estados Unidos, que la vitamina K “es importante para la coagulación de la sangre y la salud de los huesos, y para otras funciones del cuerpo” y advierte de que si una persona está tomando algún anticoagulante por motivos de salud que hayan llevado a su médico a recetárselo, “es muy importante que consuma la misma cantidad de vitamina K todos los días”.
A diferencia de otros nutrientes, la vitamina K se acumula en pequeñas cantidades repartido por distintas partes del cuerpo. Tiene una implantación global, ya que lo hace en órganos como el hígado o el cerebro, y también en los huesos., y su impacto positivo en la salud crece con la edad. Así lo afirma este estudio realizado por investigadores españoles y publicado el año pasado en la revista Española de Nutrición Humana y Dietética. “Una ingesta óptima de vitamina K en personas mayores es clave debido al efecto potencial de esta vitamina en procesos relacionados con el envejecimiento”, señalan los investigadores.
Por qué es tan importante la vitamina K
El estudio aporta la posibilidad, a raíz de una revisión científica reciente, de que la participación de la vitamina K en el metabolismo del sistema nervioso central “sugiere la posibilidad de que una deficiencia de vitamina K pueda estar relacionada con el deterioro cognitivo”, un deterioro en el que la edad es uno de los factores clave. “Las diferentes formas de vitamina K actúan como coenzimas en la carboxilación de proteínas dependientes de la vitamina K. Estas proteínas poseen diferentes funciones en los procesos fisiológicos de coagulación, metabolismo óseo y calcificación vascular”, exponen los especialistas de la investigación, que califica como “escasos” los estudios sobre el impacto de la vitamina K en las personas mayores en función de las cantidades ingeridas.
Dicho de una forma menos técnica, la vitamina K es importante en cuestiones de salud como la coagulación de la sangre, ya que ayuda al desarrollo de los tejidos, protege a los huesos y también colabora con la salud del corazón. Lo hace, entre otras cuestiones, regulando los niveles de calcio.

De hecho, si hubiera deterioro por falta de vitamina K, algunos síntomas relacionados enumerados por el NIH son “la fuerza de los huesos y aumentar el riesgo de osteoporosis ya que el cuerpo necesita la vitamina K para la salud ósea”.
Y es con el envejecimiento cuando los huesos más se debilitan, salvo excepciones por cuestiones relacionadas con patologías concretas, de ahí que crezca su importancia a partir de los 50 años, aproximadamente.
Alimentos ricos en vitamina K
Según el NIH, “la deficiencia de vitamina K es poco común”. Esto es así porque está presente en alimentos habituales en las dietas estándar. “Además, las bacterias en el colon fabrican cierta cantidad de vitamina K que el cuerpo absorbe”, apunta la NIH.
Según el nutricionista Jesús Velasco, del hospital Victoria Eugenia Cruz Roja, “A diferencia del medicamento, la vitamina K produce proteínas que ayudan a coagular la sangre, por lo que un exceso o déficit puede alterar el estado de coagulación de estos pacientes”, por lo que “Es importante mantener una ingesta estable evitando un consumo excesivo diario de alimentos ricos en vitamina K”.
El especialista de la unidad de Nutrición y Dietética del citado hospital señala qué alimentos aportan una mayor cantidad de vitamina K. “Las verduras con mayor contenido en vitamina k son las siguientes: kale, espinacas, col rizada o lombarda, endibias, repollo, coles de Bruselas, lechuga romana, berros, brócoli, espárragos, remolacha, cebollino o nabo verde”.
Además, también hay algunas frutas ricas en este micronutriente esencial para la salud del organismo. “Son el kiwi, los higos, las pasas, las ciruelas pasas y el aguacate”, afirma el doctor Velasco.