Se suele decir que para seguir una dieta saludable hay que beber agua. El mensaje ha calado hasta tal punto que, según algunas encuestas, lo que hacen muchas personas para tratar de mejorar su dieta es beber más agua. De hecho, algunas de ellas lo hacen porque están convencidas de que hacerlo adelgaza, ¿pero es cierto? ¿De dónde sale esta idea?

Cuidado con la publicidad
Si algunas personas están convencidas de que el agua adelgaza es, en gran parte, por la influencia de mensajes publicitarios. Todavía resuena un famoso anuncio emitido hace años por televisión en el que se mostraba un vaso con un poco de aceite en su interior sobre la que se iba añadiendo agua, de manera que esta acababa llenando el vaso y desplazando el aceite fuera del recipiente. En el anuncio no se decía explícitamente que el agua adelgazara, pero las imágenes hablaban por sí solas y nos transmitían la idea de que beber agua desplazaba las grasas. Y eso es lo que quedó, que beber agua adelgaza.
La legislación que rige la publicidad alimentaria no permite atribuir al agua propiedades adelgazantes, pero como acabamos de ver, hay formas de darlo a entender de forma implícita. Quizá hoy en día ese anuncio no se podría emitir por incumplir la legislación, aunque en estos casos se suele jugar con la ambigüedad, así que todo queda sujeto a interpretación.
De hecho, en la actualidad estas ideas se siguen transmitiendo, aunque de forma un poco más sutil. Por ejemplo, se utilizan botellas con forma estilizada, se incluyen etiquetas que muestran personas con cuerpos esbeltos (normalmente mujeres), se incluyen mensajes ambiguos, del tipo “siéntete bien”, y cosas de ese tipo.
¿Hay algo de cierto en esos mensajes?
El agua aporta cero calorías, así que ni “adelgaza” ni “engorda”. De todos modos, hablar en estos términos no es correcto. En primer lugar, porque el hecho de adelgazar o engordar normalmente no se puede atribuir a un solo alimento. Por ejemplo, habitualmente se dice que el chocolate “engorda”, pero si hablamos de una persona sana, con una dieta saludable, que realiza actividad física de forma habitual y que consume un trozo pequeño de chocolate una vez a la semana, es muy poco probable que esto tenga alguna repercusión negativa sobre su salud o sobre su peso.
Beber demasiada agua puede llegar a poner en serio riesgo nuestra vida

En segundo lugar, habría que aclarar lo que significa “engordar”. Cuando hablamos de esto nos referimos normalmente a la ganancia de peso. Pero el sobrepeso y la obesidad no se refieren al peso, sino a la acumulación de grasa. Por ejemplo, imaginemos que pesamos cien kilos porque tenemos mucha grasa acumulada.
Si comenzamos a realizar ejercicio físico (por ejemplo, a nadar y hacer pesas), podría ocurrir que no bajáramos de peso (o sí). Pero esto no es lo verdaderamente relevante. Lo que ocurre en esa situación es que perdemos grasa y ganamos músculo, y eso es algo positivo. En otras palabras, el peso puede ser orientativo, pero no debe ser una meta. El objetivo debe ser adquirir unos hábitos saludables, como los que ya hemos comentado: dieta saludable, ejercicio físico y evitar el alcohol y el tabaco.
"Pues a mí me funciona"
Después de todo lo que hemos mencionado, es posible que haya personas que sigan pensando que el agua “adelgaza” o que digan "pues a mi me funciona", porque es lo que les dice su experiencia personal. Es decir, comenzaron a beber más agua y perdieron peso. Ahora bien, esto no podemos atribuirlo al agua, sino a otros motivos.
Por ejemplo, si se trata de una persona que bebía alcohol, zumos, refrescos, etc. y ha sustituido su consumo por agua, lo que ha hecho es reducir notablemente el aporte calórico que suponían esas bebidas, así que es esperable que se produzca una pérdida de peso. Y algo parecido puede ocurrir si se sustituye el consumo de alimentos por la ingesta de agua. Es decir, si a la hora de comer bebemos dos litros de agua, nuestro estómago estará lleno y es probable que tomemos menos cantidad de comida, así que tendremos un menor aporte calórico. Ahora bien, esto no es recomendable en absoluto.
Cuidado con el consumo excesivo de agua

Empeñarse en beber agua para adelgazar conlleva varios riesgos serios para la salud. Por ejemplo, si hacemos lo que acabamos de comentar, es decir, beber mucha agua para tratar de saciarnos y así evitar comer alimentos que nos aporten calorías, es posible que estemos sufriendo un trastorno de la conducta alimentaria o estemos en vías de sufrirlo: obsesión por el peso o por nuestro físico, obsesión con las calorías, aversión a la comida y otros comportamientos que pueden poner en serio riesgo nuestra salud física y mental. En estos casos conviene buscar ayuda y acudir a un profesional sanitario.
Además, beber demasiada agua puede llegar a poner en serio riesgo nuestra vida porque altera el equilibrio osmótico de nuestro organismo y la producción de hormona antidiurética.
Beber demasiada agua puede llegar a poner en serio riesgo nuestra vida

Por si fuera poco, el archifamoso mensaje de beber dos litros de agua al día no tiene fundamento. ¿Qué deberíamos hacer entonces? Una persona sana y en condiciones normales debería beber agua en función de su sed. Tan fácil como eso.