Las proteínas, fibra soluble, que ayuda con el tránsito intestinal, y micronutrientes como la vitamina A, E, así como vitaminas del grupo B, hierro, magnesio y calcio. Por lo interesantes que son a nivel nutricional, se trata de un alimento muy recomendado para mantener una salud de hierro. Y, por si fuera poco, su consumo tiene un bajo impacto medioambiental y se puede comprar local, ayudando a las economías de la zona. ¿Se puede pedir más? Quizá sí, que den menos gases…
Si eres de ese grupo de personas a las que comer legumbres les produce unas flatulencias interesantes, te vamos a dar unos cuantos trucos para que esto no sea un obstáculo y puedas beneficiarte de todas las bondades de este alimento. Antes de nada, vamos a la raíz del asunto.
¿Por qué las legumbres dan gases?
El motivo de que las legumbres den gases es su contenido en azúcares oligosacáridos no digeribles, que resisten el ácido gástrico y entran en el intestino sin alterar. Al entrar en el intestino grueso, las bacterias que hay en él los fermentan y se produce el gas que provoca las molestias y flatulencias que todos conocemos.
El consejo número uno para evitar que las legumbres den gases es dejarlas en remojo toda la noche. Además de ablandarlas, esto conseguirá disolver las membranas de la piel que las recubre y liberará los oligosacáridos, culpables de las molestias flatulencias. Como los azúcares habrán quedado en el agua de remojo, esta deberá ser desechada.
Otro truco muy usado para que las legumbres no den gases es cocerlas añadiéndoles especias y condimentos como comino, anís, romero, hinojo, clavo, menta… Son carminativos, es decir, nos ayudan a evitar la producción de gases. También se podrían tomar en infusión después de comer.
¿Quieres conocer más trucos para evitar que las legumbres den gases? Sigue leyendo, aplícalos y empieza ya a beneficiarte de todas las bondades de este fantástico alimento.
Tiempo a remojo
Para evitar que las legumbres den gases, lo mejor es dejarlas en remojo toda la noche antes de cocinarlas. Así estarán más blandas al ser cocinadas y nos producirán menos gases.

No uses el agua de remojo
Al dejar las legumbres en remojo toda la noche, lo que se consigue es que los oligosacáridos, culpables de que estas den gases, se queden en el agua. Si no la tiras, los estarás incorporando de nuevo. Lava bien las legumbres para que no quede ninguna fibra suelta.

Condimentos
Hay especias y condimentos carminativos, es decir, que ayudan a disminuir la producción de gases intestinales. Algunos ejemplos son el anís, el comino, el hinojo, el romero, la menta o el clavo. Si los añadimos al guiso con legumbres o la receta que preparemos con ellas, notaremos que nos sientan mejor.

Agrega bicarbonato
Añadir una cucharada de bicarbonato sódico a la preparación puede ayudar a evitar las temidas flatulencias.

Romper el hervor
Para evitar los incómodos gases o flatulencias es importante romper el hervor mientras las legumbres se están cociendo. ¿Cómo lo hacemos? Basta con añadir un vasito de agua fría al agua hirviendo.

Cocción prolongada
Cocinar las legumbres a fuego lento durante más tiempo en vez de en la olla exprés hace que los oligosacáridos se descompongan en azúcares más simples y fáciles de digerir.

En puré
Otro truco es tomar las legumbres en puré, cosa que ayuda mucho a reducir el nivel de gases que provocan.

Comer despacio
Esta es una recomendación válida para comer cualquier alimento, pero especialmente con las legumbres. Cuando comemos rápido nos entra mucho aire, lo que provoca que también tengamos gases, por eso, comer despacio es un buen aliado para evitarlo.

Ve poco a poco
Si no comes apenas legumbres, te recomendamos que vayas a poco. No te comas de buenas a primeras un platazo, ve aumentando gradualmente la ración y las veces que las consumes a la semana. Ya verás cómo tu sistema digestivo se va haciendo a ellas.

Lentejas rojas
Las lentejas rojas no tienen piel y esto ayuda a tener una mejor digestión. También puedes echarle paciencia y quitarles la piel a los garbanzos una vez que están cocidos.
