Una marea solidaria de personas recorrió las calles de Madrid para reivindicar, visibilizar y recordar que la lucha contra la violencia de género sigue más viva que nunca.
El pasado domingo miles de personas salieron a correr no solo por salud o por afición, sino por algo mucho más profundo: por la justicia y el recuerdo de todas las mujeres víctimas de violencia de género. Una carrera que, más que una meta, tiene un propósito: que ningún paso se dé en soledad.
XI Carrera contra la violencia de género
Madrid corre unida contra la violencia de género
Una mañana de deporte, compromiso y memoria. Así se vivió este domingo la XI edición de la Carrera contra la Violencia de Género, una cita importante no solo como evento deportivo, sino como una movilización social. Más de 2.000 personas participaron en esta iniciativa impulsada por las revistas Mía y Marie Claire, con el respaldo del Ministerio de Igualdad, el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid.
A las 9:00 horas, las calles del centro de Madrid se convirtieron en un escenario de reivindicación colectiva. Desde el Paseo de Recoletos, los corredores trazaron un recorrido de cinco kilómetros para visibilizar una de las violencias más persistentes de nuestra sociedad.
Deporte con propósito
Antes del inicio de la carrera, el equipo de VivaGym ofreció una sesión de calentamiento abierta a todos los asistentes. Estiramientos, música y ánimos compartidos sirvieron como arranque de una jornada marcada por la emoción.
La Comunidad de Madrid jugó un papel clave en la organización y difusión de esta iniciativa, consolidando una vez más su implicación activa en la lucha contra la violencia machista. A este compromiso se unió Aena, que participó como entidad colaboradora, ofreciendo soporte logístico y mostrando su sensibilidad hacia causas sociales de gran relevancia.
También se sumó Clariane como colaboradora, habilitando una zona especial destinada a los corredores. Con esta acción, la compañía reforzó su compromiso con el bienestar integral, no solo dentro de sus centros asistenciales, sino también participando en actividades sociales que promueven principios como la igualdad y el respeto mutuo.

Peugeot: movilidad comprometida con la causa
Como patrocinador principal, Peugeot tuvo una participación destacada a lo largo de toda la jornada. La salida de la carrera fue encabezada por el nuevo Peugeot E-208, un vehículo 100 % eléctrico que abrió el recorrido como símbolo del compromiso de la marca con una movilidad sostenible y socialmente responsable.
Además, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer el Peugeot E-3008, que se exhibió en la zona de actividades. Este modelo de última generación, que destaca por su diseño, tecnología y eficiencia, no pasó desapercibido y sirvió para subrayar que la innovación tecnológica puede ser una gran aliada en la defensa de causas sociales como la erradicación de la violencia de género.

Cada paso, una declaración
La organización, como cada año, quiso poner en valor el sentido profundo del evento. Marta Ariño (CEO de Zinet Media Group), Joaquín Tagar (Fundación Soledad Cazorla) y Ana Lozano (Clariane) participaron en el corte de cinta. Tras la cuenta atrás, comenzaba la marcha.
Entre los corredores había historias diversas, pero todas con un nexo común: el deseo de un mundo sin violencia. Algunas personas participaban por primera vez, otras repetían año tras año. Muchas llevaban camisetas con nombres propios o lemas como “No estás sola” o “Corro por ella”.
Aunque algunos trataron de mejorar su marca personal, la mayoría caminaba o trotaba en grupo, compartiendo abrazos, recuerdos y silencios. El objetivo era avanzar, juntos, visibilizando lo invisible.
Más que ganadores
El arandino Jorge Izquierdo fue el primero en cruzar la meta, seguido de la atleta Kathy Roberson en categoría femenina. También se entregaron premios en las categorías infantil, especial y al equipo más numeroso. Pero los verdaderos protagonistas fueron todos los que, con su esfuerzo, decidieron sumar.
Especial reconocimiento tuvo la Fundación Soledad Cazorla, que destina parte de la recaudación al fondo de becas para hijos e hijas de víctimas. “Corremos por ellos, por los que quedan atrás cuando todo se rompe. Porque también merecen oportunidades y futuro”, señaló Joaquín Tagar, portavoz de la fundación.

Un evento que no pierde sentido
Tras la prueba, la música, los abrazos y las emociones llenaron la meta. El ambiente festivo no restó seriedad al objetivo de fondo. Entidades como Red Bull o Peugeot aportaron ritmo y visibilidad, recordando que cada granito de arena suma.
“Espero que algún día esta carrera no sea necesaria. Pero mientras lo sea, aquí estaré. Por mí, por mis hijas, por todas”, comentaba una madre que participó junto a su hija adolescente.
Con once ediciones a sus espaldas, esta carrera sigue demostrando que la lucha contra la violencia de género necesita aliados en todos los ámbitos. Y que, por muy largo que sea el camino, no se recorre solo.
