Qué es el tamarindo y cómo usarlo en la cocina
Esta fruta exótica de sabor agridulce originaria de África es prácticamente una desconocida en nuestro país. Te contamos todo lo que tienes que saber sobre ella.
El tamarindo es un fruto exótico originario de África, aunque realmente es más popular en la gastronomía oriental y latina. De hecho, si te gusta la comida mexicana y asiática es más que probable que alguna vez lo hayas probado. Su aspecto es similar al de los guisantes y las alubias, pero con un color oscuro muy característico. Destaca por poseer un sabor agridulce.
El tamarindo posee un alto contenido en fibra, por lo que favorece la sensación de saciedad, y vitaminas A, C, E y algunas del tipo B. Asimismo nos aporta calcio, hierro, fósforo, potasio, magnesio y azufre. Tiene propiedades antioxidantes, antisépticas y antiinflamatorias. Por si fuera poco, esta fruta también nos ayuda a reducir el colesterol gracias a su contenido en polifenoles como los flavonoides. Es, además, un alimento muy reconocido por sus propiedades laxantes y diuréticas, así que en caso de estreñimiento se convertirá en uno de nuestros aliados. A nivel energético, el tamarindo es bastante calórico si la comparamos con otras frutas (239 calorías de cada 100 gramos), pero también es una de los que más proteínas nos aporta (alrededor de 2,8 gramos por cada 100 gramos de pulpa).
Cómo usar el tamarindo en la cocina
Lo único comestible del tamarindo es la pulpa, con un sabor potente. Esta fruta se encuentra generalmente en fruterías especializadas y lo hace de varias maneras. Una de ellas es en vainas, de las que tendríamos que extraer la pulpa. Otra manera de comercializarlo es en forma de bloque, y para consumirlo hay que quitar la cáscara y las semillas. Lo más habitual es encontrarlo en formato pasta, una manera de consumirlo bastante popular en Tailandia, donde es uno de los ingredientes principales de su típico pad thai.
La manera más sencilla de aprovecharse de sus beneficios es consumirlo por sí solo, quitando la pulpa de la vaina, pero estaríamos desaprovechando todo su potencial en la cocina (¡que no es poco!). Esta fruta tropical es bastante versátil y encuentra su lugar en todo tipo de platos, tanto dulces como salados. Suele hacer el papel de acompañante en forma de salsa agridulce o adobo de todo tipo de carnes, arroces, sopas o pescados. Además, es útil para hacer adobos y marinar carnes, consiguiendo así que se vuelvan más tiernas.
A la hora de incluirlo en tus recetas, has de tener en cuenta que si es salada, mejor es escoger el tamarindo verde, pero si es dulce lo ideal es que esté bien maduro. Con él se pueden preparar mermeladas tan solo cociéndola en agua y añadiendo azúcar si queremos potenciar su sabor ya de por sí dulce. En los días de calor, el agua de tamarindo es una alternativa muy refrescante, y se obtiene mezclando la pulpa con agua, azúcar y un pequeño toque de zumo de limón.