Los expertos explican por qué cuesta más adelgazar con la edad
Cuando eras joven, comías más y peor sin engordar y ahora, cualquier exceso te pasa factura. Te explicamos las causas.
El proceso normal de envejecimiento conlleva una serie de cambios en nuestro cuerpo. Algunos son claramente visibles, como tener arrugas y canas, y otros pasan más desapercibidos. Las necesidades de energía cambian y esto condiciona que tendamos a gastar menos y almacenar más.
"Son muchos los factores que intervienen en este proceso, pero podemos intentar mejorar algunos de ellos", señala José Atencia, especialista en Endocrinología del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa.
Cuestión de hormonas

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El principal cambio hormonal es el que experimentan las mujeres con la llegada de la menopausia. "La pérdida de los ciclos reduce los niveles de estrógenos, que eran los responsables de la distribución favorable de la grasa y de la protección cardiovascular", apunta el experto.
Al no existir ciclos, el gasto energético se reduce, por lo que, si se mantiene el mismo nivel de ingesta y de ejercicio físico, es probable que se tienda a la ganancia de peso.
En el caso de los hombres, los cambios son más paulatinos, pero el descenso de niveles de testosterona puede provocar un aumento del tejido adiposo (grasa) y una reducción del músculo.
Cambios metabólicos

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Las alteraciones anteriores condicionan un aumento del tejido graso en el abdomen y alrededor de los órganos, lo que a su vez hace incrementar también el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.
"Sabemos que el tejido adiposo, cuando se localiza ahí, produce una serie de proteínas y hormonas que van a favorecer una mayor presencia de grasa en sangre, su depósito en arterias, la inflamación y el riesgo de tener eventos cardiovasculares, como infartos", explica el doctor Atencia.
Además, aparece la resistencia a la insulina, que puede llevar a la hiperglucemia y a la diabetes tipo 2, enfermedad más frecuente a medida que envejecemos.
Por todo ello, es muy importante realizarse análisis de sangre todos los años para detectar a tiempo todas esas alteraciones que pueden estar produciéndose en nuestro organismo a medida que vamos cumpliendo años.
Pérdida de masa muscular

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La cantidad de músculo de la que disponemos se ha demostrado clave para mantenernos funcionales en la vejez y, cuando es baja (sarcopenia), corremos el riesgo de tener muchas complicaciones.
Con la edad, la masa muscular suele bajar progresivamente por los cambios hormonales descritos y por una menor actividad física.
"Esto genera un cambio en la composición corporal, aumentando el porcentaje de grasa, de forma que el peso puede a veces permanecer igual, pero ser menos saludable", advierte el experto.
Es muy importante mantenerse activo para que la masa muscular baje lo mínimo posible y así reducir tu dependencia y mantener tu capacidad funcional.
Cuanto antes, mejor

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Los ciclos de aumento y bajada de peso en pacientes con sobrepeso y obesidad suelen provocar una adaptación del metabolismo que genera más resistencia a perderlo. Cuanto más joven intentes adelgazar, mejor, ya que con la edad puede ser más complicado.
Aunque de mayores sea más difícil mantener la línea, no es imposible. El secreto para conseguirlo radica en llevar una vida lo más saludable posible en todos los ámbitos. Evita el consumo de alcohol, tabaco y otros tóxicos y favorece una dieta variada y mediterránea.
"Las comidas grasas, azucaradas y procesadas en general deben consumirse lo menos posible para dar paso a las verduras y productos frescos, de los que podemos disfrutar fácilmente en nuestro medio", indica el doctor.
También es importante revisar las cantidades y comer lo que nuestro cuerpo necesita y no lo que culturalmente entendemos como una comida normal. Por ejemplo, debes desterrar la idea de que unas natillas o un flan son un postre válido. Ambos contienen grandes cantidades de azúcar y debes sustituirlos por una pieza de fruta.
Las raciones también debes vigilarlas. No consumas más de 125 g de carne ni más de 150 g de pescado al día; la cantidad de legumbres, si son crudas, debe ocupar lo que te cabría en tu mano ahuecada; si están cocidas, lo que llene en un plato hondo sin rebosar. Respecto a los frutos secos, toma un máximo de un puñadito al día.
También tienes que tener en cuenta que el metabolismo entre las personas es distinto y sus necesidades también. No imites la dieta de otros porque vuestras exigencias nutricionales pueden ser diferentes y te acabarás frustrando.
Y ponte siempre en manos de un profesional en Endocrinología y Nutrición para bajar de peso, olvídate de las dietas milagro y haz ejercicio regularmente.