En un remoto lugar de Oriente encontramos una isla, Okinawa, en la que sus habitantes ostentan uno de los récords más deseados por la mayoría de la gente. No son los más altos, ni los más ricos, ni, que sepamos, los más inteligentes.
Son los que tienen la tasa de longevidad más alta del planeta. La cuestión es que las personas que allí habitan no solo son las que viven más, también son las que lo hacen con una calidad de vida envidiable y un peso saludable.
Tanto es así que muchos expertos se han fijado en su dieta con el fin de averiguar cuál es el secreto que explicaría la razón por la que prácticamente no existe sobrepeso ni obesidad entre los vecinos de la isla nipona. La conclusión es que la dieta es uno de los principales motivos que hay detrás.
Ahora bien, no es el único. No hay que perder de vista que, a la alimentación, hay que sumarle muchos otros factores que participan en este asunto, como llevar una vida activa, unos hábitos saludables y evitar, en la medida de lo posible, el estrés y las preocupaciones.
Solo grasas saludables
Más allá de las costumbres, las condiciones climatológicas de la isla o los factores genéticos de sus habitantes, que también hay que tener presentes, lo que caracteriza el tipo de alimentación de esta población es su escaso porcentaje de grasas.
Es una dieta rica en alimentos vegetales, siendo el tofu y la soja dos de los más consumidos. También las legumbres son una parte mayoritaria de su dieta. Esto se traduce, entre otras cosas, en que los alimentos de origen animal quedan en un segundo plano: de hecho, prácticamente no son consumidos.
Tampoco tienen cabida los productos ultraprocesados. Solo se alimentan con comida real, es decir, alimentos frescos, dando prioridad a las grasas de calidad y dejando a un lado los azúcares añadidos, las grasas saturadas y el exceso de sodio.
Casi vegetarianos
Partiendo de que apenas comen alimentos procedentes del mundo animal, la mayor parte de su alimentación se basa en verduras y hortalizas frescas, de donde obtienen las vitaminas y los minerales necesarios.
Por lo que se refiere a las proteínas, las consiguen a través de las legumbres, en concreto, a partir de la soja, el miso y el tofu.
Por otro lado, los cereales también ocupan una porción muy importante en su dieta. El arroz, el trigo y el mijo son tres de sus alimentos favoritos. Eso sí, es habitual que los coman en su versión integral, con el grano entero.
Excepciones de origen animal
Aunque los alimentos vegetales son la base de su dieta, también incluyen pescados y marisco y un poco de carne de cerdo y lácteos (pocos).
Otra de las costumbres que podrían favorecer la pérdida de peso y su mantenimiento es que se ha comprobado que, en general, no toman postre, por lo tanto, realizan una menor ingesta de azúcares.
Además, en el caso de que sí los tomen, se decantan por las frutas que contienen menos hidratos de carbono, como, por ejemplo, las frambuesas, los arándanos y los pomelos.
Por último, como era de esperar, la mayoría son grandes aficionados al té, sobre todo, al té verde, el cual es una rica fuente de antioxidantes.
Dieta carbosaludable
Este tipo de alimentación no solo favorece la pérdida de peso y su mantenimiento en márgenes saludables, también es una aliada perfecta para el cuidado de la salud cardiovascular.
Esto es así porque, además de ser baja en grasas y calorías, es rica en flavonoides, que tienen efecto antioxidante y protegen nuestro cuerpo de los radicales libres y del estrés oxidativo. ¿Resultado? Una vida más larga y con una calidad de vida superior.
