En España no hay fiesta sin un plato típico en la mesa. Ya puede ser un dulce o algo más contundente, pero cada celebración tiene un sabor. Por eso, no es de extrañar que muchas de nuestras fiestas estén dedicadas en exclusiva a esos productos.
A continuación, las tres fiestas populares ganstronómicas que te gustará conocer si eres amante de la gastronomía (y te encanta probar platos típicos).
Fiesta del vino Albariño de Cambados
Además de ser uno de los pueblos más bonitos de Galicia, Cambados está considerada la capital mundial del vino Albariño. Un vino blanco que se sirve bien frío y que marida a la perfección con otros manjares de la tierra como puede ser el marisco.
Esta fiesta, que comenzó en los años 50 tras reunirse varios bodegueros para comparar sus vinos, hoy es una de las más esperadas en la provincia de Pontevedra. Esta edición comienza el 31 de julio y durará hasta el 4 de agosto.
Fiesta de la Vendimia en Jerez de la Frontera
En la última edición se celebraron sus 75 años, un aniversario que nos recordó la importancia que siempre ha tenido la cultura del vino en esta ciudad gaditana. Pero su completo programa incluye toda la esencia de Jerez, por lo que también hay lugar para los caballos y el flamenco. En definitiva, la fiesta perfecta para terminar el verano.
Los visitantes tienen la oportunidad de probar una variedad de vinos locales, incluyendo los famosos vinos de Jerez como el fino, el amontillado y el oloroso. También pueden disfrutar de la gastronomía típica de la zona, que suele incluir platos como el pescaíto frito, el gazpacho y el salmorejo.
La Pisa de la Uva es uno de los momentos más destacados de cada edición en esta fiesta dedicada al vino de Jerez, que se celebrará del 31 de agosto al 15 de septiembre.
Fiesta del Pulpo O Carballiño
Presumen de saber preparar el pulpo como en ningún otro sitio y, si no lo crees, solo tienes que ir el segundo domingo de agosto a O Carballiño, en la provincia de Orense.
Allí, lo que comenzó hace más de 50 años con una reunión de amigos, hoy junta a muchísimas más personas para degustar juntos este manjar, del que en esos días se prepara más de cuarenta mil kilos.
Por supuesto, no falta música de gaitas, bailes regionales y vino de la tierra. Una fiesta a la que sí que hay que ir con hambre (y que no te dejará indiferente).
