Comer una hamburguesa, un filete de cerdo, un chuletón de buey o no hacerlo es una elección alimentaria como otra cualquiera. Y es que lo que de verdad importa no es tanto si el alimento viene de la granja o de la huerta, sino el aporte que estos alimentos hacen de proteínas y vitaminas.
Ambas sustancias las podemos obtener tanto de alimentos de origen animal como vegetal. Eso sí, si nuestra alimentación se basa principalmente en alimentos de origen vegetal, "debemos complementar la dieta con otras fuentes vegetales para llegar a los requerimientos proteicos diarios, a la par suplementarnos con vitamina B12", advierte la dietista nutricionista Paula Serrano.
La especialista recalca que "esto no es un problema, ya que únicamente hemos de ser más conscientes de ello, tenerlo en cuenta a la hora de preparar nuestra dieta y llegaremos con facilidad a la cantidad de proteína que requiere nuestro cuerpo. Además, siempre existe la posibilidad de optar por suplementos proteicos, de los cuales hay una amplia variedad en el mercado".
Proteínas: dónde encontrarlas

Como combustible energético, para movernos, para el transporte y coagulación, para el almacenamiento... Estas son algunas de las muchas funciones que tienen las proteínas, unas sustancias esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
"Ese componente esencial viene determinado por los aminoácidos esenciales de los que están compuestas algunas proteínas. Dichos aminoácidos no pueden ser sintetizados por nuestro cuerpo, por ello, hemos de obtenerlos de manera exógena, es decir, a través de la alimentación", explica la nutricionista.
La importancia de las proteínas está clara. Ahora bien, la cuestión es saber de dónde obtener este macronutriente. ¿Asamos un pollo, preparamos una merluza a la plancha o cocemos unos garbanzos ? Son varias las cosas que, según Serrano, hay que tener en cuenta. En primer lugar, nos recuerda que "por norma general, los alimentos de origen animal poseen una mayor cantidad de proteínas".
Ahora bien, esto no lo es todo. Otro parámetro es si dicha proteína posee todos los aminoácidos esenciales, siendo así proteína completa. Por último, "otro factor para considerar es la digestibilidad de la misma, ya que una proteína, por muy completa que sea, si no se absorbe lo suficiente, no nos será de utilidad", afirma.
Proteína animal o vegetal: ¿cuál es mejor?
A pesar de que la proteína de origen animal es de mejor calidad, esta va acompañada, en muchas ocasiones, de grasas saturadas. No es recomendable abusar de ellas, dado que un consumo excesivo se asocia al desarrollo de algunas patologías cardiovasculares u oncológicas, principalmente. Esto no sucede con las de origen vegetal, que poseen incluso fibras beneficiosas para nuestra microbiota intestinal.
Razones por las que reducir el consumo de carne
Controlas la hipertensión

El alto consumo de carne eleva los niveles de colesterol, de presión arterial y predispone a patologías cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.
En cambio, se ha visto que la población vegetariana tiende a tener unos niveles de colesterol y de presión arterial más bajos y, por tanto, menos riesgo cardiovascular.
Mejoras tu microbiota

Una dieta donde predomine la carne se ha visto que altera nuestra microbiota intestinal, al sintetizarse un compuesto responsable de la arteriosclerosis, el N-óxido de trimetilamina (conocido como TMAO) y pudiendo promover la aparición de enfermedades cardíacas o circulatorias.
Disfrutas de más sabores

Al disminuir el consumo de carne, podrás optar por incorporar alimentos nuevos en tu alimentación, como pueden ser las carnes vegetales, con un sabor bastante parecido a su versión animal.
También, podrías incrementar el consumo de pescado o legumbres, que, por norma general, es bastante más bajo al recomendado por los expertos.
Es más sostenible

Las fuentes proteicas de origen vegetal son más respetuosas con el medioambiente. Para producir 1 kg de proteína de ternera frente a un 1 kg de proteína de judía, se emplean muchos más recursos. Entre ellos: 18 veces más de superficie de tierra, 10 veces más de agua y 10 veces más de pesticidas.
Ahorras en la compra semanal

En general, el coste económico para el consumidor es menor en el caso de la proteína de origen vegetal frente a la animal. De modo que, desde el punto de vista de la economía doméstica, puede resultar más rentable reducir el consumo de carne de la dieta familiar.
Ideas para un menú sin carne

Tras conocer estas razones, la dietista nutricionista especializada en patología digestiva Paula Serrano nos propone dos opciones para un plato sin carne, una más atrevida que la otra.
Por un lado, la opción clásica de proteína vegetal son "las legumbres, las cuales se pueden comprar ya cocidas. Tras enjuagarlas, únicamente has de saltearlas en la sartén junto con verduras y frutos secos o semillas, al gusto, y tendrás un plato bastante completo".
En cambio, si quieres optar por un plato algo más novedoso y original, "te recomiendo que pruebes la pasta de legumbres, los yogures de soja o las carnes vegetales", sugiere.